Ubicado a poco más de 100 kilómetros de la ciudad de Córdoba y a 17 kilómetros de Capilla del Monte, el Parque Autóctono, Cultural y Recreativo Los Terrones, ofrece la posibilidad de adentrarse en medio de postales permanentes, entre cañadones y enormes formaciones rocosas, con caprichosas formas que el paso del tiempo y la erosión del agua y el viento durante miles de años, han diseñado para el asombro de sus visitantes.

Los Terrones, llamados así por una de las "esculturas naturales de piedras rojizas" que simulan a dos terrones de azúcar, flanqueadas por otras dos conocidas como el sillón y la bota, están enclavados en la Quebrada de la Luna a una altura de 1.400 metros sobre el nivel del mar, detrás del cerro Uritorco.

Los Terrones, una de las formaciones rocosas milenarias que dan nombre al Parque. Foto: Fabián Aranda
Los Terrones, una de las formaciones rocosas milenarias que dan nombre al Parque. Foto: Fabián Aranda

El parque se encuentra en un predio privado por lo que para ingresar se debe abonar una entrada, con lo cual se tiene acceso a una visita guiada que realiza personal especializado durante toda la jornada, aunque los guías piden al finalizar la travesía una colaboración voluntaria.

Al llegar a la base, hay estacionamiento para autos, un parador de montaña que ofrece diferentes comidas y bebidas y baños.

Cómo llegar

Desde la ciudad de Córdoba se puede acceder tanto por el camino del Cuadrado, como por la ruta nacional 38. Al llegar al kilómetro 91 de esta vía de acceso, hay que ingresar a la derecha por la ruta provincial 17 y recorrer 7 kilómetros para llegar al parador. El camino está perfectamente señalizado y debe transitarse a baja velocidad por tratarse de una traza de tierra con serruchos y piedras.

Lógicamente, para los visitantes que se encuentren en el Valle de Punilla el trayecto es mucho más corto, pero quienes viajen desde la capital cordobesa tendrán una demora de unas dos horas hasta llegar al lugar.

Una caminata de poco más de dos horas dentro de esculturas naturales. Foto: Fabián Aranda
Una caminata de poco más de dos horas dentro de esculturas naturales. Foto: Fabián Aranda

Además de la alternativa de viajar en auto propio, en las distintas localidades de Punilla se ofrecen servicios de excursiones a Los Terrones que sólo incluye el traslado hasta el lugar, donde cada visitante deberá abonar su entrada al Parque.

El lugar está abierto todos los días entre las 9 y las 18 horas y las visitas guiadas salen cada media hora aproximadamente.

Un paisaje extraordinario coronado por las caprichosas formas en los macizos, tras la erosión de miles de años. Foto: Fabián Aranda
Un paisaje extraordinario coronado por las caprichosas formas en los macizos, tras la erosión de miles de años. Foto: Fabián Aranda

Qué hacer

Una vez en el lugar, hay dos caminatas posibles. Una más corta y autoguiada, con una duración de unos 20 minutos, de baja dificultad por la que se sube unos 300 metros hasta un mirador maravilloso donde se encuentra el portal de cuarzo y que ofrece un vista panorámica del oeste serrano y los cerros circundantes. En el trayecto hay bancos para sentarse a descansar y observar el espectacular paisaje.

La caminata larga dura más de dos horas y se realiza con guía de montaña. Foto: Fabián Aranda
La caminata larga dura más de dos horas y se realiza con guía de montaña. Foto: Fabián Aranda

El segundo trekking de dificultad baja-mediana cuenta con la asistencia de un guía de montaña y dura unas dos horas, en las que se desciende por el curso del arroyo que baja entre los paredones enormes de piedras y rodeados de vegetación autóctona. El recorrido continúa por cañadones a los que se accede por escaleras naturales y de hierro ubicadas en el lugar.

En el trayecto se pueden encontrar cuevas naturales, pequeñas cascadas y cursos de agua que desaparecen, transformándose en subterráneos, con un microclima húmedo y selvático. 

Las vertientes y cascadas pueden apreciarse en el recorrido. Foto: Fabián Aranda
Las vertientes y cascadas pueden apreciarse en el recorrido. Foto: Fabián Aranda

En medio de los cañadones, el ejercicio de mirar hacia arriba y encontrarse rodeado. de paredones de rocas de hasta cien metros de altura, entre los cuales se puede divisar el cielo, es imprescindible para apreciar la belleza del lugar.

A la salida del cañadón, comienza una subida empinada de unos quince minutos de duración, hasta llegar finalmente al mirador en el que se puede apreciar desde arriba una visión de 360 grados del espectacular paisaje, con primeros planos de las esculturas naturales de piedra rojiza. Luego, se comienza el lento descenso hasta el parador, donde finaliza la aventura.

Un recorrido lleno de postales arquitectónicas diseñadas por la naturaleza. Foto: Fabián Aranda.
Un recorrido lleno de postales arquitectónicas diseñadas por la naturaleza. Foto: Fabián Aranda.

El avistaje de aves es una constante de todo el trayecto, entre los que predominan el jote, el halcón peregrino y el cóndor, que anida en las alturas de los paredones y sobrevuelan el lugar de manera constante, poniéndole un condimento extra al  descollante paisaje natural.

El punto más alto de la caminata, desde donde se pueden apreciar los nidos de los cóndores en los paredones más empinados. Foto: Fabián Aranda
El punto más alto de la caminata, desde donde se pueden apreciar los nidos de los cóndores en los paredones más empinados. Foto: Fabián Aranda

Recomendaciones

Para la caminata, como ocurre siempre en estos casos es imprescindible contar con calzado adecuado y de buen agarre, ir provistos de agua, usar gorra y protector solar para los horarios y jornadas en los que el sol pega fuerte. Los guías, recomiendan también que en lo posible se lleven las manos desocupadas, y sacar fotos cuando se realizan las distintas paradas en el trayecto. Durante la caminata, van describiendo el lugar, las características de la flora y fauna autóctona y las costumbres de los antiguos habitantes del maravilloso escenario natural: los comechingones.

Más información: www.losterrones.com.ar

Los Terrones. Parque Autóctono, Cultural y Recreativo. Video: Fabián Aranda