Estamos transitando la cuarta revolución industrial, según señalan los especialistas, lo cual representa grandes oportunidades de desarrollo y miles de nuevos puestos de trabajo en áreas relacionadas con ciencia, tecnología, ingenierías y matemática (las llamadas STEM por sus siglas en inglés). Disciplinas en las cuales existe una demanda insatisfecha de trabajadores y se pronostica que dicha situación se agudizará si no aumentan significativamente los estudiantes en esos rubros.

Paralelamente se está produciendo el reemplazo de mano de obra de tareas rutinarias y repetitivas por máquinas. Según datos del BID y otros informes que en los últimos años han publicado organizaciones como el BBVA, la automatización expulsará del mercado laboral a millones de trabajadores, una realidad que debería ser la articuladora de toda política pública en materia de empleo.

Respecto a la Argentina el informe del BID señala que el 65% de los empleos corren riesgo de ser reemplazados por automatismos, en sintonía con las previsiones para toda la región: mientras en Uruguay las máquinas amenaza al 63% de los puestos, en Guatemala y El Salvador el riesgo acecha al 75% de los trabajadores.

Todos los informes señalan además que mientras menor sea el salario y el nivel de instrucción requerido para un puesto, mayor es la probabilidad de reemplazo por medio de la automatización. El sitio willrobotstajemyjob.com pronostica que en los próximos años el 97% de quienes se desempeñan como cajeros serán reemplazados por sistemas tecnológicos.

El sector primario, las tareas de administración y ventas aparecen como las áreas de mayor riesgo en este sentido. En el otro extremo y más allá de los empleos relacionados con las ya mencionadas STEM, rubros como la salud, la dirección y la enseñanza se encuentran hoy con las menores probabilidades de ser reemplazados por la automatización.