Algunos transeúntes pasan y no los ven, como si fueran invisibles. Otros, los más piadosos quizás, se detienen a escucharlos. Están ahí hace 27 años y aunque para muchos ya son parte del paisaje de la peatonal, lo cierto es que no todos les prestan atención y la mayoría prefiera ni siquiera mirarlos.

La guerra los dejó marcados para siempre, no sólo defendieron la patria sino que, cuando regresaron de aquella lucha desigual, se pusieron como objetivo “sembrar conciencia nacional” a partir del 2 de abril de 1982.

Tomás Migliore destaca que la guerra de Malvinas es una bisagra en la historia argentina independientemente del gobierno militar que la impulsó. Aclara que no apoya ningún tipo de dictadura y que no sólo difunde su visión geopolítica e histórica de Malvinas, sino que da charlas en secundarios y terciarios de distintos puntos del país.

“Ayudamos a luchar por el bien común de la Nación, por encima de cualquier ideología”, sostiene.

Y remarca que se ha perdido el sentido patriótico y prevalece el individualismo.

Según Migliore, los distintos gobiernos democráticos han intentado “desmalvinizar” la historia argentina, y por eso se puso como meta mantener viva la memoria a través de los jóvenes.

“No hay educación con conciencia nacional”, dice, y responsabiliza al Estado por la pequeña parte que ocupa el tema Malvinas en la currícula escolar.

-¿Cómo se solventan?

-Con la colaboración de la gente que compra las gorras, banderas y libros en el puesto, y hasta poniendo plata de nuestros bolsillos. En mi caso soy letrista y ése es mi ingreso.

Los veteranos reciben una pensión nacional y otra provincial, pero Migliore que estuvo en el Continente (concretamente haciendo tareas de apoyo logístico en Río Gallegos) no percibe remuneración alguna.