¿Por qué será que cada vez que vemos jugar a la selección en una copa, nos compenetramos tanto? Es lo más parecido a una batalla, en la cual todos somos soldados y contamos con una infantería en el frente, de 11 personas en un campo de juego.

Aquí está el caso de estos dos chicos, uno que celebra la victoria y otro que padece el próximo enfrentamiento con el seleccionado brasilero. De esto va el clima de competición futbolística; la celebración en las victorias y el miedo con respecto al oponente que constantemente aparece en el camino: Brasil. Esos altos y bajos emocionales, hacen que por un breve periodo de tiempo, el contexto pandémico pase a un plano secundario.