En los últimos días se dio a conocer una investigación que alerta sobre el nivel de contaminación del agua que viene del lago San Roque y abastece al 70% de la ciudad de Córdoba. Desde Aguas Cordobesas negaron que el agua salga de la planta Suquía con niveles de microcistinas por encima de lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS): "El agua de Córdoba es segura y tiene todos los controles de calidad".

"Es totalmente inconsistente y lo estamos demostrando con la documentación. Se hacen controles en forma permanente, al ingresar el agua a la plata, en cada una de las etapas del proceso de potabilización y, por supuesto, a la salida. También tenemos 60 puntos de control en la ciudad", detalló Cristina Barrientos, jefa de Relaciones Institucionales de la empresa, a cba24n.

Según un comunicado de Aguas Cordobesas, el agua de red de la ciudad cumple los parámetros establecidos en el contrato de concesión, las normas provinciales de calidad y control de aguas para bebidas y las recomendaciones de las "Guías de calidad de aguas" de la OMS.

La empresa exhibió las evaluaciones periódicas del agua que el ERSEP le encarga a la Universidad Tecnológica Nacional. En esos informes el resultado es siempre el mismo: no se detecta presencia de microcistinas por encima del nivel recomendado.

"Ratificamos la calidad del agua, la potabilidad, es la más segura del mercado. Nos controlan de forma permanente. Tenemos un laboratorio en cada una de las plantas, un laboratorio central", indicó Barrientos. Aguas Cordobesas destacó que el Laboratorio Central de Calidad de la empresa fue inaugurado en 1998, a poco de asumir la concesión del servicio.

El deterioro del lago

Barrientos afirmó que "hay un deterioro" en la calidad de la fuente de origen del agua -es decir, del lago San Roque- y lo atribuyó a que es "un lago eutrofizado", aunque aclaró que "la planta está preparada para tratar el tipo de agua cruda". En ese sentido, detalló que la empresa armó una planta piloto en la que se probaron distintas cadenas de tratamiento para ver cuál era la más efectiva.

"No es lo mismo el agua que llega del San Roque que de Los Molinos. El proceso de potabilización es complejo y se va monitoreando cada etapa. Eso permite ir ajustando y asegurar que cuando el agua sale de la planta está en las condiciones necesarias para ser consumida", completó Barrientos.