Luego de lo que había sido derrota albiceleste en San Luis, Argentina tenía que visitar el Poliedro de Caracas intentando mejorar su primera versión. En el comienzo mismo del juego, Argentina salió intensa en defensa y rápidamente tomó ventaja gracias a un buen parcial de Tayavek Gallizzi en la pintura (Venezuela se cargó de faltas para frenarlo) y Pedro Barral en la conducción. Con el ingreso del recambio vinotinto (Gregory Vargas en gran nivel), llegaron los triples bolivarianos y los anfitriones terminaron arriba por uno.

El segundo parcial fue por demás físico, con ambos equipos llegando al bonus de foules con pocos minutos de jugado el cuarto. En ofensiva, aunque Argentina tuvo una correcta selección de tiro, la eficacia desde atrás del arco fue mala (0/5 en la manga) y el ritmo anotador se frenó. Como contracara, al igual que en el Ave Fénix, Venezuela castigó la endeblez del cerco reboteador nacional, y sumó con puntos de segunda oportunidad para irse al descanso largo dominando por 9.

La vuelta del entretiempo pareció ser un cachetazo a las ilusiones argentinas: los de Fernando Duró rompieron la presión en todo el campo del subcampeón mundial y estuvieron sumamente eficaces desde 6,75.

Las bombas de Néstor Colmenares, Dwight Lewis y Michael Carrera provocaron un +22 para la vinotinto, que sobre el cierre del cuarto se durmió y le dio una vida más a la Argentina. Agustín Cáffaro y Fabián Ramírez Barrios desde la intensidad defensiva, y José Vildoza en la base, diseñaron un 11-0 que dejaron el partido a sólo 9.

Ese buen momento se estiró al nacimiento del último capítulo, con un equipo renovado desde la actitud y el compromiso defensivo. La presión extendida, los cambios y las ayudas no permitieron ofensivas cómodas a Venezuela que comenzó a frustrarse, y llegados a los tres minutos finales, todo estaba empardado.

Cuando la situación quemaba, Pedro Barral apareció con una bomba y tiros libres, pero todo se consumó con la inexpugnable defensa -cuándo no- de Ramírez Barrios sobre Colmenares y Carrera. En silencio, Argentina pasó al frente y una posesión final larga no le dio tiempo a Venezuela para tener el tiro definitivo, transformándose en un triunfo épico en Caracas por 73-72, cargado de coraje y rebeldía.