La guerra de Malvinas y la vida de Diego Maradona guardan un vínculo tan grande para la idiosincrasia argentina que resulta imposible pensar a ambas cosas por separado. 

Solo aquella densidad histórica que acumuló el tiempo entre la rendición argentina del 14 de junio de 1982 hasta aquel famoso partido del 22 de junio de 1986, ante Inglaterra por los cuantos de final de México 86, explican la eternidad de la figura de Maradona.

"Soy un tipo normal que por hacerle un golazo a los ingleses, que nos mataban a los pibes en Malvinas, hoy todo el mundo me reconoce", dijo Diego en una de sus últimas entrevistas ante la pregunta ¿Quién es Diego Maradona?. "Pero soy un tipo totalmente normal", reafirmó el 10. Así de importante fue.

Pero increíblemente, por una iniciativa legislativa de senadores del PJ a 24 horas de disputarse aquel encuentro, el partido que significó una suerte de revancha deportiva para muchos ex-combatientes y familiares de soldados fallecidos en las islas, podría no haberse dado nunca.

"Senadores nacionales piden que Argentina se retire del Mundial", tituló el diario Crónica en la mañana porteña del sábado 21 de junio de 1986. El dato forma parte del libro "El partido", del periodista Andrés Burgo.

En medio de una fiebre nacionalista que inundó al país apenas se supo que Argentina se enfrentaría por primera vez en un partido de fútbol oficial ante la selección inglesa, algunos diputados y senadores de la oposición al gobierno de Alfonsín pecaron de patriotismo.

"Jugar contra Inglaterra atenta contra nuestra soberanía en las Islas Malvinas. No podemos Mantener relaciones comerciales ni deportivas mientras esa nación tenga una actitud beligerante con nosotros". Esas fueron las palabras del presidente del bloque Justicialista en el Senado, José Martiarena.

Por su parte, el diputado peronista Alberto Brito Limia le solicitó por escrito al por entonces canciller Dante Caputo a que tramitara de urgencia el regreso de la delegación argentina. Lisa y llanamente estaban pidiendo que la Selección de Bilardo se retirara del Mundial 86 sin jugar.

Nada de todo esto prosperó. Posiblemente porque fue parte del juego político que buscó cosechar algún rédito al dolor y la rabia social que se respiraba en las horas previas al choque mundialista.

"Yo esperaba ese cruce como el pan de cada día. Era una revancha que me quería tomar al menos con el fútbol", expresó el excombatiente Héctor Rebasti, en el documental "La historia detrás de la Copa". "Recuerdo muchos nervios e impotencia. Los días previos era revivir permanentemente la derrota de Malvinas. Yo sabía que esos jugadores iban a jugar con el corazón".

1986: La Historia detrás de la Copa. Capítulo 6 - La Felicidad

Aquel partido que algunos dirigentes políticos no supieron interpretar, pudo no jugarse. O al menos, algunos intentaron instalar esa idea. Cómo dice el propio Andrés Burgo en su libro, a veces el patriotismo se confunde con el "patrioterismo". Por suerte, la Historia, Diego y muchos excombatientes que así lo vivieron, ganaron aquel partido de 1986.