El clásico sudamericano entre Brasil y la Selección Argentina, por Eliminatorias, tuvo un desenlace escandaloso: a los 5 minutos fue interrumpido por agentes de sanidad (que buscaban a los cuatro futbolistas argentinos de la Premier League) y el encuentro fue suspendido. 

Un oficial de la Policía de San Pablo, armado, fue el primero en pisar el campo de juego para frenar el partido: incluso forcejeó con Nicolás Otamendi y Marcos Acuña, hasta que se metió Lionel Scaloni para apartar a los jugadores.