La política, el fútbol, la religión y el sexo son el cuarteto apocalíptico  que tanto piden omitir   los grupos asépticos (puro grupo) de watts, como se acumulan en la famosa grieta, creándola.

Los primeros usan aspirinas contra el cáncer, los segundos parecen querer acabar la grieta taponándola  con los que en los cuatro temitas piensan lo opuestos a ellos. 

No va a poder ser.

En la mitología universal el caballo negro representa el hambre, el rojo la guerra, el blanco la gloria y el amarillo…la muerte…

Y el fútbol ha unido desde siempre sino todas, casi todas, esas categorías.

Su relación política es tan concreta que la derecha la niega sólo para esconder como usa el fútbol para sus propósitos nada deportivos. 

Así como Diego siempre se embanderó (a veces confusa o veleidosamente ) con las causas nacionales y populares, Pelé siempre se cobijó bajo los logos de la multinacional mejor postora.

Quizás el mejor ejemplo en ese plano sea Sócrates (lo que se cifra en el nombre) líder de aquella maravillosa Democracia Corintiana que decidía por asamblea, sin patrones ni dirigentes hasta  quien era el aguatero, y así llegó a campeón.

Quizás haya quienes piensen que colocar a Juan Román Riquelme en ese podio imaginario desplazando a algún integrante del trío, no sea pertinente porque quizás no sea tan visible su condición de pionero y de líder. 

Sin embargo habría que poner en su haber dos hechos separados por 18 años. 

El  8 de abril de 2001 tras convertir un gol de penal a River en La Bombonera Riquelme corrió hasta mitad de la cancha y frente al palco presidencial se llevó las dos manos a los oídos en clara señal de protesta. El destinatario era Mauricio Macri, pero el por entonces presidente sólo de Boca, no se encontraba ese día en ese lugar, sino que estaba en uno de los palcos que posee su familia.

El 8 de diciembre de 2019 la lista de Román borró por 20 puntos de diferencia a los delfines del macrismo del último bastión amarillo excepto CABA.

Antes Riquelme fue jugador y Macri presidente, viniendo de los negocios.

Ahora Riquelme es “dirigente” y Alberto presidente, viniendo los dos, de la Asociación Deportiva Argentinos Juniors cuna del anarquismo y el socialismo.

Si un humilde jugador de fútbol fue el primero en evidenciar la sordera dirigencial valiéndose del Topo Girio, y ahora hacer tronar el escarmiento de la popular, habría que darle pelota.

Es difícil ser un adelantado y no quedar en offside…