Nicaragua fue una excepción en Latinoamérica en cuanto a los confinamientos ordenados por el coronavirus.

Por ejemplo, hubo un torneo de fútbol profesional que continuó, sin público. Todo eso por decisión del gobierno sandinista de Daniel Ortega.

Aunque esta semana se denunció que hubo una muerte por Covid-19 de un entrenador de béisbol que decidió ir a dirigir una serie pese a que tenía síntomas, para no exponerse a quedarse sin trabajo.

Esto, pese a que los integrantes del equipo, Las Fieras de San Fernando, habían pedido suspender el juego por los casos de contagio. Pero los dirigentes de la Liga se negaron.

Se trata de Carlos Aranda, de 55 años, fallecido. Según su padre, del mismo nombre, el preparador había recibido un consejo de su hermana de no viajar al estadio de Masaya, a 28 kilómetros de Managua, para enfrentar a los Indios del Boer.

Pero éste le respondió: "Es mi responsabilidad. Tengo que ir, porque soy responsable, y si no, me corren y no me pagan".

En el plantel de San Fernando al menos hubo nueve personas contagiadas, entre jugadores y entrenadores.