No sé si he admirado tanto a una artista como a Mercedes. Es probable que no. Y qué cerca suyo que me permitió estar.

Quizá haya sido porque tenía la misma edad que su hijo Fabián, y además lucíamos muy parecido: negritos, bajos, nada delgados, de sonrisa fácil.

Quizá porque era amigo de sus amigos.

O porque sabía qué cosas de música y de política yo conocía.

O porque siempre la escuchaba con respeto.

A principios de los 90 nos veíamos casi diariamente, por un proyecto profesional que no llegó a prosperar. Y por eso tuve miles de charlas.

En su casa, con los ventanales que daban a la Avenida 9 de Julio, con la embajaba francesa enfrente.

O yendo por Buenos Aires en su auto o en un taxi.

O viajando. Gracias a su generosidad fui a muchos lugares, incluso fuera del país.

Afortunadamente, grabé algunas de esas conversaciones. Hoy las vuelvo a escuchar y encuentro conceptos suyos que son de una pasmosa actualidad. Eso es lo que quiero compartir hoy.

Lo que sigue es una charla con Mercedes en algún lugar de la capital argentina -quién sabe adónde fue, sólo advierto que por momentos se escuchan ruidos de calle de fondo, por lo cual es poco probable que haya sido en el living de su casa-, que conserva un cassette desde hace 30 años.

Mercedes Sosa, la más grande cantante del continente, murió en octubre de 2009.

Había nacido en el invierno de 1935. Hoy tendría 88 años.

Mercedes Sosa. Foto: Redes
Mercedes Sosa. Foto: Redes
Mercedes Sosa - Gracias A La Vida