Sí, sí, son Liliana y él quienes descienden de Donvi Vitale -Donvi por Don Vitale, ¿no lo habían advertido?- y de Esther Soto, que son -fueron- los impulsores de MIA, Músicos Independientes Asociados, esa formidable usina de independencia de Villa Adelina que tenía forma de escuela de música y que en realidad era una gran escuela de la dignidad en medio de la noche de la Dictadura.

Pero quién puede negar que fue Lito quien recogió la mejor parte de la herencia y la dignificó con mucha calidad y un sorprendente rigor para trabajarlo todo y bien, siempre a partir de una sólida formación histórica y musical.

Lito ya no es un niño prodigio, como supo serlo, sino que suma ya más años que un jovencito inexperto que sólo parecía lucirse ante una partitura. Es un señor que aún parece que no lo hubiera hecho todo.

Yo no recuerdo cuántas veces lo entrevisté ni por qué razón, y cuándo fueron las primeras veces. Tal vez haya sido en los días de la Alternativa Musical Argentina, o poco después, cuando armó los tríos famosos, aquel con Lucho González que sumaba a Bernardo Baraj, o aquel otro que completaba Jorge Cumbo, qué maravillosa compañía, o los cuartetos, o el quinteto, o el dúo con Juan Baglietto.

Lito siempre hizo todo bien. Es talentoso, sobre todo eso, y bien prolijo, y responsable para el trabajo. Sabe cómo hacer todas y cumplir siempre.

Bien por él.

Lito Vitale. Foto: Redes
Lito Vitale. Foto: Redes

Toca el piano maravillosamente. Las teclas es lo suyo. Y quizá no lo sepan muchos, pero también puede hacerse cargo, y son solvencia, de otros instrumentos, guitarra, bajo o batería. Es que le dá para todo.

Incluso para cantar: pocos saben que en 2007 hizo un disco donde es directo protagonista, El otro, donde toca y canta.

Es organizado. Buen arreglador de músicas y de compromisos. Por eso puede hacerlo todo. Ser un buen pianista y un buen productor, y conducir un programa de tele, y llegar siempre a tiempo con todo.

Y es muy hábil para encontrar siempre un hueco donde hace falta alguien como él.

Posiblemente por eso en su momento supo ubicar al socio ideal de los inventos, el cantante Juan Carlos Baglietto, otro buenísimo en lo suyo que es muy responsable y eficaz.

Los dos, Lito y Juan, hacen maravillosamente lo que hacen y marcan diferencias claras con un medio mediocre no siempre bien informado y formado, y muchas veces no apto para abrochar buenas posibilidades profesionales.

Mañana, cuando todos seamos pasado, se verá que hizo una carrera profesional impecable, entre discos e composiciones propias y homenajes, y todo en un tiempo corto y muy convulsionado.

Con todo, lo más importante es que hoy es hoy y no mañana.

Lito se llama Héctor Facundo Vitale, tiene poco pelo y muchos kilos, 62 años desde su nacimiento el 1 de diciembre del 61 en Villa Adelina, claro, ahí, justo ahí, y aún mucho, muchísimo por hacer.

Lito Vitale - Ese amigo del alma - Encuentro en el estudio
Lito Vitale │Nocturnos │Serenata para la tierra de uno