La negociación con los tenedores de bonos argentinos bajo ley extranjera llegaría a su fin este martes, en medio de desacuerdos entre el gobierno y los acreedores sobre cuánto se debe abonar.

Para ponerlo en concreto, si el pago inicial debían ser cien dólares de deuda, el gobierno nacional ofreció en un principio pagar 40 dólares. Tras varias idas y vueltas, la oferta más reciente del gobierno es abonar 53 dólares, y los bonistas más duros quieren 56 dólares.

Desde la postura de los acreedores y de acuerdo al contexto del mercado internacional, invertir en deuda argentina es de alto riesgo. Hay fondos de inversión que no quieren ceder el precio. El caso emblemático es del fondo Blackrock, que no quiere moverse de esos 56. 

En esos tres dólares de distancia, si se multiplican por los 68 mil millones de dólares de deuda, está visto que la diferencia es de 3 mil millones de dólares. 

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En esa pulseada están el gobierno argentino con los bonistas. El martes vence el plazo de las negociaciones, con varias prórrogas de por medio. Aparentemente, la decisión del gobierno es no moverse de esa oferta y no habría extensión de las negociaciones. 

Qué pasa con los precios

Argentina ya se encuentra en default porque no se pagó lo que se debería haber pagado oportunamente. Los acreedores aún no accionan legalmente contra la Argentina porque la negociación continúa abierta, aunque podría haber un acuerdo de standstill para extenderla por algunos meses más.

Mientras se negocia con los tenedores de bonos bajo ley extranjera, queda pendiente otra deuda: el crédito que el gobierno de Mauricio Macri sacó con el Fondo Monetario Internacional, de 44 mil millones de dólares.

El FMI espera que el gobierno cierre con los acreedores para abrir un capítulo de negociación con ellos. La posibilidad es que si no hay un trato con los bonistas, se podría acordar con el Fondo mientras tanto y sacar un eventual nuevo préstamo, a criterio del gobierno nacional.

Si no se cierra el acuerdo con los bonistas, habrá presiones sobre el dólar, y consecuentemente podría darse una suba de precios que se trasladaría a las góndolas.