Poco antes de que la pandemia mundial por el Covid19 cambiara por completo las costumbres en todo el mundo, Evelyn Morales, una joven psicóloga cordobesa y su novio Massimo Capello, pensaron en diseñar abanicos con diseños atractivos. Habían visto que en Europa se utilizaban como accesorio de moda, y también se vislumbraba que se pondrían de moda rápidamente.  

La idea era modernizar este antiquísimo accesorio con diseños atractivos. Y así fue cómo comenzaron con un negocio que se convertiría en furor en pocos meses. 

Durante el 2020 vendieron, en promedio, unos mil abanicos por mes, y con la llegada del verano comenzaron a fabricar el doble. Lograron una facturación total de $2,8 millones - $700.000 sólo en diciembre-. 

Furor por los abánicos: dos cordobeses reinventaron el accesorio y explotaron los pedidos

Cómo se inició todo

Una vez cerrada la idea en 2019, averiguaron todo sobre telas, varillas, remaches, etc, y en agosto de ese año comenzó la producción. Primero hicieron abanicos de madera balsa, y luego de madera aglomerada de 3 milímetros de espesor, pulida hasta los 2 mm, más resistente y mejor para el color, contó Massimo a Infobae. Él hacía el armazón, ponía el remache, y Evelyn pegaba la tela. Probaron varios pegamentos, incluso uno en aerosol, hasta que dieron con el ideal, importado, hoy uno de sus “secretos industriales”, destacó uno de los protagonistas de esta historia. Producían y vendían en el departamento que comparten en la capital cordobesa.

Los primeros diseños los copiaron  de internet, luego Evelyn empezó a hacer sus propios diseños. En el primer showroom presentaron 30 abanicos. Casi se los arrancaron de las manos. “Alquilamos un local en Nueva Córdoba, y sin siquiera poner un cartel y antes de abrir teníamos jóvenes haciendo cola para comprarlos”, recuerda Massimo.

Ante el éxito del producto, registraron su modelo industrial, Norte Abanicos (el logo dice NRT) contrataron una ilustradora y diseñadora y llegaron a ser 6 personas haciendo todo el proceso, diseño gráfico e industrial, modistas, costureras, control de calidad y administración y logística. 

Hoy cuentan con más de 70 vendedores en todo el país y están comenzando a exportar. Enviaron muestras a Playa del Cármen (México) y recibieron pedidos de Colombia y Paraguay.

De una idea simple a convertirse en un boom de ventas

Massimo contó en 2020 vendieron en promedio 1.000 abanicos por mes, aunque este verano llegaron a fabricar y entregar 2.000 unidades, y sumar una facturación de $2,8 millones, pero un cuarto de ese total ($700.000) solo en diciembre.

Aunque comenzaron en Córdoba, hoy más de la mitad de las ventas es fuera de la provincia. En principio habían pensado en llegar a un público joven para que los abanicos fueran usados en bailes, fiestas, lugares cerrados. Pero con los protocolos aplicados por la pandemia, que prohíben la utilización del aire acondicionado, la demanda se disparó. 

“Vendimos mucho a bares, restaurantes, lugares donde la gente permanece un rato largo; como los abanicos no son descartables, compran 25, 30 ó 50 abanicos, se los van dando a los clientes y luego los limpian”, explica Massimo. Los adultos lo compran para sí y para regalar. De todos modos, el 80% de los “consumidores finales” son jóvenes, en modo unisex. Algunas vendedoras le contaron a Massimo que en sus pueblos se usan simplemente porque gusta eso de ventilarse con algo tan bonito.

Para complementar y ampliar el negocio, Evelyn y Massimo también agregaron productos como tapabocas, riñoneras, remeras, camisas, mallas y trajes de baño enterizos, con motivos combinados con la línea de abanicos, lo que les aportó un tercio extra de la facturación.

El sueño de la exportación

Los próximos objetivos son consolidar la producción (en semanas lanzarán la colección otoño/invierno, con complementos nuevos, como mochilas) y para el próximo verano contar con una máquina de corte laser y un plotter que les permita reducir costos de producción para lograr finalmente exportar.

“Es impresionante todo lo que tenemos para recorrer; es un producto inexplorado en la Argentina”, dice Massimo. Y agrega: “sin dejar de lado la madera, para lograr un producto más accesible vamos a incorporar abanicos ecológicos, con plástico reciclado e inyección, para vender en grandes volúmenes”.

Además, piensan lanzar un concurso de ilustradores, “para fomentar el arte local” y diseñar abanicos originales. En España, un abanico calado a mano cuesta 50 euros, mientras que por el momento, en Argentina los originales abanicos de la línea NRT se consiguen a mil pesos aproximadamente.

Fuente: Infobae