El angustiante proceso de los trabajadores cronicado a partir de noviembre pasado, cuando "apareció la noticia" del ingreso en concurso de acreedores de Vicentin, tuvo su desenlace esta semana, con el anuncio de la intervención y el proyecto para que la firma cerealera sea expropiada por el Estado.

El secretario general del Sindicato de Obreros y Empleados Aceiteros de Santa Fe, Pablo Reguera, narró el triste proceso, que partió de una empresa "que fue la quinta en mayores exportaciones a nivel nacional" en el año 2018 y derivó en "un mazazo" para sus empleados.

Los propietarios abandonaron la localidad santafesina de San Lorenzo, donde tienen su principal planta productiva e incumplieron acuerdos paritarios firmados en 2019 y 2020: "Perdimos un 34% del poder adquisitivo del salario y no nos pagaron la gratificación de fin de año".

Hoy Reguera le baja el precio a la participación de Cristina Fernández y La Cámpora: "El que fue a golpear la puerta para que se hagan cargo de Vicentin, fue el gobernador (Omar) Perotti, un conocer de empresas y producción".

Entrevistado por radio Universidad, adujo que desde fin de año "pasamos una penuria para que pagara y que la gente pudiera trabajar", suspensiones mediante.

"La empresa nos pidió a fin de año que, si queríamos seguir cobrando lo mismo, había que pedirle al gobierno nacional que sea un 100% no remunerativo y el 70% para el que iba a trabajar. Nos echaron a patadas", sentenció.

Durante los últimos siete meses, el gremio llegó hasta el juez que administra el concurso, en la localidad de Reconquista, y Vicentin les ofreció trabajar con "un fasón", un alquiler mensual o bimensual para producir.

El reclamo de los trabajadores llegó al Ministerio de Trabajo de la Nación y tuvo eco también en la provincia de Santa Fe, ya que no cobraron los últimos sueldos: "Le pidieron a los dueños que vuelvan, porque se habían desaparecido de San Lorenzo, donde tienen la planta más grande. Quedamos personas de medio mando, y era llorar, llorar y llorar".

El ofrecimiento fue escaso y, hasta el anuncio que encabezó el presidente Alberto Fernández, la quiebra era inminente.