Los partidos siguen pasando, con el fútbol como protagonista, en el estadio provincial “Mario Kempes” de la ciudad de Córdoba.

Pero allí, el 15 de abril de 2017, el fútbol encontró una de sus últimas paradojas: un homicidio en un partido en el que sólo había hinchas de un sólo club.

Y ocurrió durante el entretiempo en una tribuna, la “Daniel Willington”, del sector norte, destinada a “hinchas comunes”.

La muerte de Emanuel Balbo dejó atrás la premisa de que los incidentes eran parte de “inadaptados”, ubicados dentro de las ‘barrabravas’ de los clubes.

El grito de “es hincha de Talleres” fue el disparador para que sea perseguido y conducido a un trágico final.

El joven de 26 años fue empujado hacia su muerte desde un sector de la tribuna hacia las escaleras de uno de los ingresos.

Sufrió un traumatismo de cráneo irreversible, que lo llevó a fallecer en el Hospital de Urgencias, dos días después.

A treinta meses del hecho, se sabe que durante este año el juicio condenó a los responsables.

Los quince años para Oscar "Sapito" Gómez, los recibió por ser considerado "instigador de homicidio agravado".

Entre los partícipes necesarios hubo otras cinco personas que fueron declaradas culpables.

Así, Matías Oliva fue condenado a 10 años y 8 meses de prisión, y el mismo camino siguieron Darío Vergara (11 años y 7 meses), Yamil Salas (7 años y 2 meses) y Pablo Robledo: (7 años y 2 meses).

El caso Hugo Acevedo fue particular.

Durante el juicio reconoció haber sido la persona que le sustrajo las zapatillas una vez que yacía en el suelo el cuerpo de Balbo.

Pidió disculpas, adujo que no se las llevó a su casa y recibió la pena por “hurto calamitoso”.

Dos años y medio después, la familia lo sigue llorando del mismo modo que a su hermano, Agustín, quien murió en medio de una picada en 2012.

Aquel hecho, en el que intervino y por el cual también fue encontrado culpable “Sapito” Gómez, era el antecedente inmediato de la ‘bronca’ con Emanuel.

En Córdoba, en ‘el templo’ de su fútbol, un hincha murió, empujado por sus propios colegas. Y esa cuestión no se puede olvidar.