El vínculo entre Brasil y Argentina es de hermanos y, claro está, competidores genuinos no solo en términos deportivos sino también en cuanto al liderazgo social, político o cultural en la región latinoamericana.

Si bien, hemos tenido guerras militares a través de la historia (entre 1825 y 1828), luego se dio dado lugar a un constante flujo de personas brasileras y argentinas que alternan en uno u otro país, en actividades asociadas principalmente al turismo como también a otras de índole económica o cultural.

Se estima que en la actualidad, existen cerca de 85 mil brasileros viviendo en Argentina donde se destaca la importante presencia de empresarios, ejecutivos o profesionales junto a un considerable número de personas que vinieron en búsqueda de nuevos horizontes y también, aspirando a fortalecer sus estudios de nivel superior.

Quizás, es posible destacar un primer punto en esta rica relación entre habitantes de países limítrofes, en las cuales se observa en principio, una mutua admiración y respeto que, parece fortalecerse con el paso del tiempo y la convivencia. Tal es el caso que nos comparte Rosalía, inmigrante brasilera en Córdoba: “Yo me vine a vivir a Córdoba y mi marido es cordobés. A veces lo veo que está siempre preocupado por el futuro, trabaja y trabaja pero no disfruta nada. Siempre está preocupado. Pero tiene sangre italiana, siempre quiere progresar. En eso, nosotros los brasileros somos más de disfrutar los momentos y las cosas simples. Ahora tampoco eso está bien, porque en Brasil todo es como más quedado. No arreglan las cosas. La gente está en la calle bailando y que se yo, pero no busca como superarse. En eso, yo creo que tenemos que aprender de los argentinos, pero también ustedes tienen que aprender de nosotros. Como a vivir con más tranquilidad; más contentos”.

Aquí puede observarse una primera reciprocidad en torno al mutuo aprendizaje. Por un lado, el ánimo de mejorar y por el otro, la posibilidad de encontrar vías de acercarse a la plenitud en base a la sencillez.

Los argentinos como “expertos” en Derechos Humanos… pero no tanto…

Sin embargo, las historias socio político y cultural, vividas de un lado y otro de las fronteras, conlleva un elemento refractario: derechos ganados pero también, derechos ignorados.

No obstante, se observa como diversos brasileros destacan que en términos generales, la población argentina ha sabido luchar por los Derechos Humanos y también, el hecho de mantener una voz de alerta y reclamo cuando las garantías se ven vulneradas, ya sea de índole política, cultural, género e incluso económica.

Por el contrario, se denota asombro y rechazo en simultáneo, ante los comentarios tanto a nivel coloquial como en el ámbito formal, a propósito de las colectivos racializados. A continuación, el testimonio de Carlos. “Hay cosas que se hacen en Argentina y como se defienden los derechos de identidad de género o con la dictadura que son asombrosos y en Brasil estamos a años luz de eso. Porque Brasil es una cultura machista, patriarcal, discriminadora. Pero yo me sorprendo como en Argentina discriminan todo lo que es afro. Dicen “negro” esto, “negro” a lo otro… Cosas que en Brasil son imposibles de concebir. Nadie diría o haría un chiste con eso. Es tremendo. Incluso como usan la palabra “quilombo” como algo despectivo cuando eso tiene toda una tradición histórica en Brasil”.

Argentina y la Educación Superior gratuita como factor estratégico para la Movilidad Social… de regreso en Brasil

Ya desde los años 60, autores como Gino Germani o Veckemans en latinoamerica, plantearon el concepto de Movilidad Social como proceso ascenso generalizado a la participación social, entendida como acceso a bienes y servicios o en poder de tomar decisiones, de grandes masas para salir de su situación de exclusión o marginalidad. En este juego de expectativas crecientes de ser parte a lo largo de los años y las décadas, Brasil se ha posicionado como uno de los países con mayor desigualdad no solo en la Región sino en el mundo.

Desde el trabajo observado en terreno, esta realidad se presenta como asimétrica y desigual para los habitantes de Brasil, y se impone como una realidad sin retorno inmediato. Ante esto, el acceso al mercado formal de trabajo a través de una profesión de alta calificación parece ser la única salida viable y en esto, Argentina y la Educación Superior gratuita y de calidad, juega un rol estratégico a nivel regional.

La educación en este caso, aparece como un factor determinante a la hora de recuperar el ascenso social y económico. El extracto de Vinicius, un estudiante brasilero de educación superior en Buenos Aires nos comparte parte de esta lectura: “En realidad, nunca me pensé viviendo en Argentina. Vine porque era una buena oportunidad para estudiar medicina, porque en Brasil es imposible por lo cara de la carrera. Después fui conviviendo con la gente y aprendiendo cosas. Es muy lindo el país y la gente. Pero mi idea nunca fue quedarme, sino después volver a Brasil para poder trabajar como médico”.

Aquí se observa que el testimonio de Vinicius refleja la realidad de una importante población  brasilera que prefiere invertir en estudios en Argentina, para luego volver a Brasil con su titulación profesional.

Algunas consideraciones…

La afinidad entre dos pueblos que supone una hermandad territorial, cultural e histórica, intenta reunir elementos que promueven los complementos y el mutuo aprendizaje, como también las tensiones y la confirmación de progresos propios y de errores o incongruencias ajenas.

Por otro lado, los beneficios ya sean educativos, económicos o políticos de un país pueden operar a modo estratégico para cubrir falencias de otros. El circuito de ir y volver desplegado por muchos brasileros, puede ser reflejo de nuevas formas de salir de la pobreza a la vez, que contribuir a mejorar las condiciones de vida en su propio país.

Así, mientras algunos desean quedarse en Argentina, otros prefieren el regreso ya como profesionales.

Sin embargo, estos espacios de convivencia solo pueden definirse bajo el valor de la  Interculturalidad que incluye, tensiones, virtudes y sinergias tanto así, como aspectos a aprender y otros a descartar.

Asumir las relaciones desde una perspectiva intercultural, supone ante todo, un aprendizaje de habilidades y disposiciones de reconocimiento de lo propio y de lo diverso.

Supone en definitiva, compartir las virtudes propias, aprender de los demás y buscar lo mejor para el bien común ya sea en el propio país o en clave latinoamericana.

Este artículo es el un resumen de los resultados  observados en el marco del Proyecto de Investigación “Pluralismo, Democracia y Ciudadanía en Argentina”.