El minibus de la Lep llega a horario. Algo cansada por las horas de viaje, una mujer pequeña de melena gris y bandolera juvenil empuja una valija de mano. Camina hasta el Lapana de la nueva terminal donde comemos un tostado de jamón y queso para sobrellevar la hora del almuerzo.

Norma Vischi, 78 años, cuenta cuando se va la moza: Nos encontrábamos en las marchas feministas, y comenzamos a decirnos, todo bien con las chicas pero las cuestiones particulares de las viejas no están contempladas.

Norma Vischi es una de las fundadoras de ‘Arrugas más, arrugas menos’, el colectivo que en Río Cuarto lucha por los problemas de las mujeres viejas. Nacieron pocos días antes de la cuarentena, de modo que su primer desafío fue tecnológico: militar pantalla mediante.

El principal problema, dice, es la pobreza. Las mujeres se jubilan en peores condiciones. Es mayor el número de mujeres con jubilación mínima; aunque vivimos más, tenemos la salud en peor estado por la carga múltiple de trabajo, y un alto porcentaje viven solas: no sabemos quién nos va a cuidar.

Luego de una vida dedicada a la enseñanza de la biología, Norma Vischi se jubiló en la Facultad de Exactas de la Universidad Nacional de Río Cuarto adonde llegó hace varias décadas tras un intenso ajetreo político y laboral. En 1973 debió huir del golpe de Estado pinochetista en Chile, donde vivía con su primer marido, su madre y dos hijes. Militaba en el Movimiento de Acción Popular Unitaria, de la coalición de Allende, y se salvó del destino que padecieron miles de chilenos gracias a sus estudiantes (le advirtieron que la estaban buscando), y a un grupo de amigas y amigos que distrajeron a la guardia mientras ella se refugiaba en la Embajada Argentina de donde quince días después fue rescatada con toda su familia por un avión del ejército argentino que los devolvió a Buenos Aires.

Enseguida se fue a dar clases en la Universidad del Sur, en Bahía Blanca, pero al poco tiempo la prescindieron. Entonces recaló en Río Cuarto. En 1975.

La docencia me encanta. La onda con los chicos. Muchos de mis ex alumnos son reconocidos mundialmente, se enorgullece.

Ya establecida en la ciudad del sur cordobés, sin tantos sobresaltos, pudo doctorarse, completar la formación que había comenzado en la UBA. Lo suyo fue la ecología vegetal.

Pero unos diez años más tarde, en julio de 1987, la vida de Norma Vischi se quebró irremediablemente: su hijo Alejandro Dizner Vischi, de 17 años, desapareció mientras ella y su marido estaban de vacaciones en Bariloche (paseo que había ganado en una rifa).

El chico se juntó con un grupo de amigos del Movimiento al Socialismo con quienes militaba, en una confitería del centro de Río Cuarto, frente a la plaza. De ahí salió con unos chicos que llegaron a buscarlo. Y desapareció. Nunca más un dato certero sobre su destino.

¿Pistas? Un noviazgo incipiente con un muchacho, consumo indebido de medicamentos. Nada orientó a una búsqueda firme. Aunque entre quienes estuvieron con él esa noche, alguien sabe dónde está.

Hace algunos años, en Río Cuarto encontraron el cuerpo de un chico muerto por un patrullero que lo atropelló. Los policías escondieron el cuerpo y huyeron. El chico estuvo desaparecido todo ese tiempo. Mientras no se investigue a fondo la desaparición del Ale, toda hipótesis puede ser cierta, dice Tamara Dizner, recién llegada al bar donde entrevisto a su madre. Tamara tenía 15 años cuando su hermano desapareció. También ella lo busca desde entonces.

Un dato, una llamada, cualquier noticia aun previendo que podría ser falsa. Detrás de todo indicio. Hasta al despacho del ministro del Interior de aquellos años, Antonio Tróccoli, llegó Norma Vischi con su desesperación. En otra circunstancia alguien dijo que lo habían visto en Rosario: entonces empapelaron la ciudad con el rostro de Alejandro.

Docente en el Ipem René Favaloro, Tamara vive en Tanti. Ha ido hasta la terminal de ómnibus a buscar a su madre, quien estará unos días de visita en su casa. El finde, porque durante la semana, Norma Vischi va a talleres de cine, folklore, yoga.

Nunca se investigó lo suficiente, acusa Tamara. En una ocasión se comunicó conmigo una persona desde Mendoza. Me dijo que conocía a un muchacho al que describió tal cual es Alejandro. Por lo que agregó, Alejandro podría haber sido secuestrado por una red de trata. No se comunicó más. Yo entregué los datos del hotmail desde el cual me escribió. Nunca investigaron.

Primero traté de que Tamara y Corina (su otra hija), pudieran seguir adelante −retoma el relato la madre−. Mientras, fue pasando el tiempo. No creo que mi hijo se haya ido libremente. Como me dijo un abogado, si después de tantos años alguien no da señales, es porque está muerto. Pero sigue siendo una incógnita. A mí me dejó un agujero enorme. Una parte mía se murió. No la tengo más.

Cuando Alejandro desapareció, Norma Vischi tenía 42 años. Lleva casi la mitad de su vida esperando una noticia que la apacigüe.

Nancy Kvitca, Cecilia Saroff, Olga Brito, Magui Gabosi, Guili Pacheco, Estela Donadío, Nilda Borgarello, Jorgelina Rosso y Rosa Cattana son sus compañeras de ‘Arrugas más, arrugas menos’. En poco tiempo lograron que el Observatorio de Derechos Humanos de la Universidad Nacional de Río Cuarto incluyera a una de ellas. Y otro tanto la Defensoría del Pueblo. Que en los medios de comunicación de la ciudad dejaran de llamar abuelos a las personas mayores (no todas las personas mayores somos abuelos. No hay obligación de serlo, se queja Norma Vischi). Y con un poco de lobi sobre los legisladores de Córdoba ayudaron a que el Congreso aprobara la Convención Interamericana sobre Protección de Derechos Humanos de las Personas Mayores, que dormía en un cajón, recuerda Norma Vischi.

Lo más reciente, la campaña ‘Pecadoras’: mujeres +65, gozosas del sexo, la seducción y otros placeres. Una muestra de fotos con muchas de ellas como modelos: en ropa interior, tangas a media pierna, bebiendo despreocupadas. Juguetes de sex shop. Sin miedo a los rollos, partes caídas, arrugas y otras vejeces. Fotos en blanco y negro bordadas con hilos de colores, un mix de técnicas de Rosa Cattana que han paseado por distintos escenarios de Río Cuarto, y cualquiera puede ver en el feisbuk de ‘Arrugas más arrugas menos’.

Y para terminar, en vísperas del balotaje más riesgoso de los 40 años de democracia, estas viejas locas (Norma Vischi dixit. Riendo) se manifestaron contra Milei.

Como integrantes de una generación muy vulnerada y golpeada durante el terrorismo de Estado. Para fortalecer la democracia. Para fortalecer nuestros derechos y los de todos los argentinos. Porque son 30.000. Escribieron en el feisbuk.