En 1984, el Taller “Julio Cortázar”, funcionaba como un centro cultural y recreativo y como lugar de contención en una época difícil.

El 8 de noviembre de hace 38 años, vivieron una anécdota singular con Joan Manuel Serrat, quien visitó el lugar y, al ver la actividad que realizaban y en qué condiciones, decidió donar dinero para que el taller pudiera seguir con su labor, dejando un recuerdo y agradecimiento imborrables en los hacedores de aquella tarea, los que pudieron seguir con su objetivo debido a la importante donación.

Inspirados por aquel gesto y siguiendo sus propias convicciones quienes participaron de aquel día, continúan militando por los derechos humanos y por causas sociales que lo necesitan.

Hoy sueñan con reencontrarse con el cantautor, quien se despide de los escenarios en Córdoba este martes, para volver agredecerle y contarle cómo continuó aquella historia humanitaria que comenzó hace tanto tiempo.