Empiezo este artículo pidiendo disculpas a los Hermanos Duffer. No es que lean lo que escribimos ni mucho menos, pero soy de las que después de ver la primera temporada de Stranger Things dudó de la segunda. Más dudé todavía de la tercera, y sobre la cuarta... estaba segura que sería mucho más de lo mismo.

Bueno, no me equivoqué en que la esencia es la misma, pero esa esencia fue la que hizo a la serie tan genial cuando estrenó en Netflix. Pero no fue más de lo mismo. Esta temporada, 100 por ciento maratoneable, demostró que todavía se podía sorprender a la audiencia y conseguir que el efecto adictivo que genera cada episodio, no fuera su naturaleza de ciencia ficción o sus guiños a la década del 80 (que maravillosos, por cierto) sino por la calidad de la dirección de actores y la profundidad del guión.

Alerta Spoiler! Van a leer muchos. Si no vieron la primera parte de la cuarta temporada, es momento de dejar de leer.

Todo está raro en Hawkins y más aún en el pueblo al que se mudaron Eleven, Will, Jonathan y Joyce. Pero no en términos del Upside Down. Sino, en las respectivas secundarias, en el que el Bullying es tema central. A diferencia de las temporadas anteriores, vemos a una Eleven -Jane Hopper- completamente debilitada, sin poder supernaturales y con una vulnerabilidad emocional desconcertate. Mientras además vamos conociendo una fase de la que no sabíamos mucho. Eleven tiene un pasado perturbador en el laboratorio con su "Papa", y hasta esta temporada no lo habíamos explorado. Millie Bobby Brown despliega su versatilidad actoral con mucha eficacia.

Will intenta encontrarse a sí mismo, Jonathan experimenta con drogas junto a un nuevo amigo (y nueva incorporación al elenco) Argyle (Eduardo Franco) que viene a sumarle humor a una serie que también se apoya sobre esa estructura.

En Hawkins mientras tanto Lucas busca ser popular en el equipo de Básquet de su escuela mientras que Dustin y Mike siguen en su club de juego de Calabozos y dragones encabezado por otro de los carismáticos personajes que se vuelven centrales en estos nuevos episodios: Eddie Munson, representado por Joseph Quinn (un Roger Taylor si miramos rápido).

Mike se prepara para visitar a Eleven y Nancy, Steve y Robin siguen buscando crecer en un ámbito más adulto. 

Max es otro de los personajes que muestra un cambio significativo. Ser testigo de la horrorosa muerte de su hermanastro Billie la dejó con secuelas emocionales fuertes y su familia se terminó de desmoronar. Su actuación, especialmente en el episodio 4, es deslumbrante.

Podemos dividir la cuarta temporada en grupos de acción: Mike, Will, Jhonathan y Argyle serán un grupo encargado de recuperar a Eleven. Eleven volvió al laboratorio (en una locación supersecreta) para recuperar sus poderes y volver a salvar al mundo del nuevo villano que anda abriendo portales por todos lados. Sobre él volveremos. Otro grupo permanece en Hawkings, acechada por este nuevo villano de la otra dimensión. Ese grupo se forma de Nancy, Steve, Robyn, Max, Dustin, Lucas y Eddie. El último, es el de Joyce y Murray que viajan primero a Alaska y después a Rusia para salvar a Hopper.

Mención especial a figuras femeninas que se llevan aplausos: la novia hacker y ultracatólica de Dustin, Suzie (Gabriella Pizzolo) y la hermana de Lucas, Erica Sinclair interpretada (Priah Ferguson).

Lo que hace más compleja la trama es el nuevo enemigo. No hay Demogorgon, pero estamos frente a VECNA, quien tiene mucho que ver con los personajes de ficción de Calabozos y Dragones (respetando el hilo que da inicio a la serie) y que se especializa en jugar con la mente de adolescentes. Se nutre de sus traumas para darles una muerte impresionante, horrible y terrorífica. Lo primero que hay que decir, es que este volumen es mucho más oscuro, y el miedo se vuelve una constante. La referencia inconsciente a El Exorcista en la ejecución de cada una de esas muertes es prácticamente inevitable. Pero no es la única referencia, también aparecen otras a películas como Pesadilla y a su protagonista Freddie Kruger cuyo actor Robert Englund, de hecho aparece haciendo de Victor Creel deleitando a los mas 30 que seguimos la serie.

La historia de Hopper en Rusia es otro cantar. A él, que se las ingenia desde el otro lado del mundo para enviarle un mensaje encriptado a Joyce, a Joyce y a Murray se les adjudica otra de las claves del humor tan característico de la serie.

Hay porristas, capitanes de equipo de Básquet y a ellos si se les atribuyen todos los cliches adolescentes. También a los grupos de populares versus no populares, pero de una manera que no molesta a la trama aunque pueda parecerla obvia. Aunque sí hay momentos de reflexión dicotómica entre el acoso escolar verbal y el acoso escolar físico que no termina de convencer.

La ola de asesinatos levanta una cacería entre los populares hombres del equipo de básquet de Hawkins y a los niños que integran el club de juegos épicos, a quienes culpan de ser autores de cultos satánicos.

Jamie Campbell Bower en la piel de Peter Ballard es otra de las revelaciones. El actor que además es modelo y cantante (coprotagonista en Sweeney Todd) parece que interpretará un rol bastante obvio en sus primeras escenas, pero va creciendo conforme avanzan los episodios para volarnos la cabeza en el episodio 7, el que da cierre a la primera parte de la temporada final.

Salvar a Max en el episodio Dear Billy, es la misión principal de uno de los grupos. Y para hacerlo se lleva a su personaje a lugares oscuros que remiten al suicidio adolescente. La clave es la música, y así como Should I stay or should I go de The Clash fue central en la primera temporada, Running Up That Hill (A Deal With God), de la cantante Kate Bush lo es en la cuarta. La canción de la artista británica, que termina salvando la vida de Max se volvió número 1 en varias listas de reproducción. "Y si tan solo pudiera / Haría un trato con Dios / Y haría que cambiara nuestros lugares", dice la letra, que se reinterpreta cuando se piensa en la muerte de Billie en la temporada anterior.

Otra referencia musical surge de una charla entre Steve y Eddie mientras caminaban en el Upside Down. Hablan de murciélagos y de cómo Steve le hace frente a uno. "Muy Ozzy" le dice Eddie haciendo referencia a la vez que Ozzy Osbourne mordió un murciélago en un recital. 

El viaje de Eleven al pasado termina siendo concluyente. Con una forma visual efectiva de resolver la edad real de Millie Bobby Brown, transitaremos el pasado de esta niña prodigio mientras estaba siendo entrenada. También en el laboratorio era ella acosada por sus pares, lo que explica y se mezcla con el bullying que "El" sufre en el presente. La mención a "Uno", el niño que inició el proyecto y que se termina entrelazando de manera brutal con el nuevo villano es también una revelación. Esos viajes al pasado son los que en el episodio 7 nos explican el surgimiento de Vecna y el portal que se abrió una vez y que desde entonces condenó a Hawkings.

Como cliffhanger nos queda el cierre de esta historia que abrirá paso a la batalla mas enorme y que nos hace preguntarnos si los hermanos Duffer realmente no habían pensado en toda la historia. Con Eleven superpoderosa otra vez, sabemos que lo que se viene puede ser más sangriento. Hopper y Joyce se vuelven a reunir pero deberán salir de Kamchatka para regresar y enterarse del nuevo monstruo acecha mentes. Nancy queda atascada en el Upside Down como nueva víctima de Vecna y... vamos a teorizar, teniendo en cuenta la relevancia de su personaje y repaso de su historia en la serie, quizás no salga de esa dimensión o a sus amigos les cueste mucho más que únicamente poniendo una canción de Kate Bush.

Los últimos episodios de Stranger llegarán el 1 de julio y mientras tanto, el adelanto.

Stranger Things Season 4 Volume 2 Teaser Trailer | Netflix