Carlos Gardel murió un 24 de junio de 1935 en un accidente aéreo cuando volvía de Colombia a Argentina después de una gira que lo llevó a Puerto Rico, Venezuela, Cuba y México. En ese destino final, Gardel se presentó 13 veces en diferentes ciudades y anfiteatros. 

El 23 de junio de ese año el escenario que lo recibió fue el de los estudios de la emisora radial “La voz de la Victor” de Bogotá. Como venía siendo una costumbre, los seguidores de El Zorzal colmaban las capacidades de cada lugar y entonces se disponían parlantes en las inmediaciones para quienes quisieran ser parte del fenómeno. Alrededor del anfiteatro, en la Plaza Bolívar, miles de almas se acercaron convocados por su figura.

En Gardel: la biografía, el material de Osvaldo y Julián Barsky, sonaron esa noche canciones como  “Cuesta abajo”, “Insomnio”, “El carretero” y “No te engañes corazón”. Hacia el cierre del show el Gardel dijo: “Antes de cantar mi última canción, quiero decir que he sentido grandes emociones en Colombia. Gracias por tanta amabilidad. Encuentro en las sonrisas de los niños, las miradas de las mujeres y la bondad de los colombianos un cariñoso afecto para mí”.

Pero esas palabras fueron la antesala de otras que a la distancia y sabiendo el final de la historia, resultaron premonitorias: "Me voy con la impresión de quedarme dentro del corazón de los bogotanos. Voy a ver a mi vieja, pronto. No sé si volveré, porque el hombre propone y Dios dispone. Pero es tal el encanto de esta tierra que me recibió y me despide como si fuera su hijo propio, que no puedo decirles adiós, sino hasta siempre". La noche cerró con Gardel cantando el tango “Tomo y obligo”.

Con la muerte del ídolo, nacieron la leyenda y las especulaciones. Mucho se dijo sobre las causas de ese accidente que a una simple lectura parecía algo estúpido. 

Desde Medellín, cerca de las 15, el avión trimotor Ford F-31 de la empresa Servicio Aéreo Colombiano (SACO), desvió su rumbo en el despegue y chocó contra otra aeronave que pertenecía a la empresa Sociedad Colombo Alemana de Transportes Aéreos (Scadta) que esperaba su turno de partida. De la colisión resultaron 17 las víctimas fatales. Además de El Zorzal, murieron Guillermo Barbieri, Alfredo Le Pera, José Corpas Moreno, Alfonso Azzaf, Angel Domingo Riverol, el piloto Ernesto Samper Mendoza, el radio operador Willis Foster, Celedonio Palacios (empresario chileno) y Henry Swartz (promotor de espectáculos). Assaf y Riverol fueron atendidos pero murieron días después. Hubo también sobrevivientes, entre ellos su guitarrista José María Aguilar, su secretario e intérprete de inglés, el catalán José Plaja, y un jefe de tráfico de la empresa Saco, Grant Flynn.

El accidente despertó la curiosidad y con ella, gran cantidad de elucubraciones. Hay quienes hablaron de una pelea y hasta un disparo en la aeronave. Rivalidades entre el piloto y el copiloto y los más osados aseguraron que Gardel sobrevivió pero desfigurado a tal punto que prefirió vivir en anonimato.

El informe de los peritos sobre qué sucedió realmente ese fatídico 24 de junio de 1935, dice que la tragedia responde a dos causas, "íntimamente ligadas entre sí pero de distinta naturaleza”. En un primer lugar, “las deficiencias topográficas y aerológicas, propias del aeródromo ‘Olaya Herrera’” y en segundo, “la aparición súbita de una corriente de aire, precedida de vientos débiles, corriente que se ha registrado durante las horas de la tarde, y que dura apenas unos pocos minutos, pero cuya dirección no guarda relación con los vientos que la preceden o siguen, y cuya intensidad es muy superior a la de éstos”.

Años más tarde en diferentes investigaciones se volvió a hablar de errores humanos, pero lo cierto es que el informe oficial es el que selló la historia oficial.

El final de Gardel se suma a un listado de muertes de grandes artistas a las que un halo de misterio continúa envolviendo como Elvis Presley, Marilyn Monroe y hasta la falsa muerte de Paul McCartney.