Hace mas de un siglo, allá por 1896 el pintor y artista francés Jean-Léon Gerôme escribió lo que sigue que bien podría tildarse (a favor) de parábola. Aunque si te digo que la usan tipos como Leuco(vich) , podría suprimirse el acento, o cambiarlo, escindiendo la palabra: ¡Pará, bola!

Porque resulta a todas luces una paradoja que no da para joda, o un oxímoron, que mentirosos contumaces como el “colega”, endiosen la verdad.

Sin darse cuenta, que nos damos cuenta que es así como nos doran la píldora.

"Cuenta la leyenda, que un día la verdad y la mentira se cruzaron.

-Buen día. Dijo la mentira.

-Buenos días. Contestó la verdad.

-Hermoso día. Dijo la mentira.

Entonces la verdad se asomó para ver si era cierto. Lo era.

-Hermoso día. Dijo entonces la verdad.

-Aún más hermoso está el lago. Dijo la mentira.

Entonces la verdad miró hacia el lago y vio que la mentira decía la verdad y asintió.

Corrió la mentira hacia el agua y dijo... -El agua está aún más hermosa. Nademos.
La verdad tocó el agua con sus dedos y realmente estaba hermosa y confió en la mentira.

Ambas se sacaron las ropas y nadaron tranquilas.

Un rato después salió la mentira, se vistió con las ropas de la verdad y se fue.

La verdad, incapaz de vestirse con las ropas de la mentira comenzó a caminar sin ropas y todos se horrorizaban al verla.

Es así como aún hoy en día la gente prefiere aceptar la mentira disfrazada de verdad y no la verdad al desnudo".