Xi Jinping, el presidente de China, visita Wuhan. Claramente, se envía una importante señal de confianza en la victoria contra el coronavirus.

El presidente chino voló este martes a Wuhan, el origen de la epidemia de covid-19, en una visita sorpresa. Es la primera visita que hace desde el comienzo del brote,  la señal más clara hasta el momento de que China ya empieza a dar por ganada la batalla contra el coronavirus que ha causado la muerte a más de 4.000 personas en todo el mundo, más de 3.100 de ellas en este país.

Xi llegó a la capital de la provincia de Hubei para “una inspección de las medidas de prevención contra la epidemia”, según ha informado la agencia de noticias estatal Xinhua. Durante su estancia, el presidente se reunía con personal en la lucha en primera línea contra la enfermedad: profesionales sanitarios, trabajadores comunitarios, militares, y policías. También ha saludado a pacientes y vecinos, entre otras actividades.

Varias imágenes difundidas por los medios estatales chinos han mostrado a Xi en el exterior del hospital de Huoshenshan, uno de los dos construidos a velocidad récord para dar tratamiento a los contagiados por el virus, protegido por una mascarilla quirúrgica. También dentro de una sala, rodeado de funcionarios y militares, mientras conversaba por vídeoconferencia con un enfermo y un grupo de médicos cubiertos por trajes protectores.

La Comisión Nacional de Sanidad china anunció este martes 19 nuevos contagios en todo el país, la cifra más baja desde que se declaró la epidemia. De ellos, 17 se detectaron en Wuhan. Los dos restantes son casos importados, uno desde el Reino Unido y el segundo, desde España.

En total, más de 100.000 personas han quedado afectadas en todo el mundo, de ellas más de 80.000 en China. Pero en este país las cifras de nuevos casos se han ido reduciendo gradualmente y ya se limitan a unas pocas decenas. Desde el sábado solo se registran infecciones comunitarias en Wuhan, y el puñado de casos detectado en el resto del territorio son importados.

La visita de Xi a Wuhan envía un mensaje de que lo peor ha pasado, China está ganando lo que se ha planteado como una “guerra” contra el virus y ya la situación se encuentra lo suficientemente bajo control como para poder reincorporarse al trabajo y recuperar la normalidad de modo gradual. Pero siempre con cautela.

Tanto los políticos como los médicos chinos hacen hincapié en evitar una segunda ola de infecciones con el regreso a sus hogares y sus puestos de trabajo de las decenas de millones de personas que aún se encuentran desplazadas.

Wuhan, una ciudad de once millones de habitantes, y toda la provincia de Hubei, de sesenta millones, permanecen bajo duras medidas de cuarentena que mantienen bloqueados los accesos a las ciudades y limitan estrictamente los movimientos de sus residentes. Pero ante el descenso de casos, algunas localidades ya han comenzado a relajar los controles de tráfico internos. En la propia Wuhan ya se han cerrado todos los hospitales temporales que se establecieron para atender los casos menos graves. Los dos últimos lo han hecho este mismo martes.

El viernes, ya un alto cargo del Ejecutivo chino, Ding Xiangyang, apuntaba que el levantamiento de las medidas de cuarentena en Wuhan está cada vez más cerca. “Tengo confianza en que el día que todos esperamos no está ya lejos”, sostuvo. Ese mismo día, Xi mantuvo una reunión emitida por vídeoconferencia a los funcionarios de todo el país para subrayar la importancia de cumplir el objetivo de eliminar la pobreza rural en el plazo previsto, este año, en un indicio de que se atisba el regreso a la normalidad.