Aunque pase relativamente desapercibido en la prensa mundial, en el llamado Diálogo Climático de Petersberg participan representantes de unos 40 países y el objetivo de la reunión es preparar la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2022 (COP 27), que se celebrará en noviembre en la ciudad egipcia de Sharm el Sheij. 

Alemania instauró el Diálogo Climático de Petersberg en 2010. La cita lleva el nombre de un hotel cerca de Bonn en el que se celebró por primera vez. En la presente edición, que concluye mañana, resuenan advertencias, marcadas por la ola de calor e incendios que azotan al hemisferio norte y por las esquirlas de la guerra en Ucrania. 

La ministra de Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, describió el cambio climático como el "mayor problema de seguridad" a nivel mundial y ha defendido que las respuestas deben ser también internacionales. "La crisis climática es ahora el mayor problema de seguridad para Alemania y para todos los habitantes de la Tierra".
"La crisis climática no se detiene en ninguna frontera, por eso las respuestas tampoco deben detenerse en ninguna frontera" argumentó la joven ministra, que gana protagonismo, como en su momento la ya retirada Ángela Merkel.

Por su parte, el jefe de la ONU, António Guterres, dijo a los gobiernos que “la mitad de la humanidad está en zona de peligro, por inundaciones, sequías, tormentas extremas e incendios forestales. Ninguna nación es inmune. Sin embargo, seguimos alimentando nuestra adicción a los combustibles fósiles”, como refleja la edición digital del periódico inglés The Guardian.
Y agregó: “Tenemos una opción. Acción colectiva o suicidio colectivo. Está en nuestras manos”.

Ambiente pesimista

Las expectativas para la COP 27 vienen cayendo desde la invasión rusa, ya que los aumentos de los precios de la energía y los alimentos han sumido a los gobiernos en una crisis inflacionaria, provocada en parte por la emergencia gradual de la pandemia de Covid-19 y exacerbada por la guerra.

En la COP 26, los países habían acordado limitar el calentamiento global a 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales, pero los compromisos que asumieron eran insuficientes para esa meta y por eso, el año pasado todos los países acordaron presentar este año planes nacionales más ambiciosos sobre emisiones de gases de efecto invernadero, conocidos como contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC) .

Pero, con la excepción de Australia, o no hubo nuevas NDC o las que se produjeron fueron decepcionantes; en particular, la del propio Egipto, que estuvo muy lejos de mostrar un horizonte esperanzador, como país organizador de la cumbre.