Como en la canción de Jorge Dexler, donde nada se pierde y todo se transforma: un zapato italiano convive con una sandalia bahiana, mientras cada uno da lo que recibe.

Así resultó para el horticultor de investigación científica y botánica del conocido jardín botánico Kew Gardens en Londres, el asturiano Carlos Magdalena, que recibió una colección de semillas del Herbario Nacional de Bolivia, el Jardín Botánico de Santa Cruz y el Jardín Botánico Público La Rinconada y a cambio, entregó conciencia de 177 años de un error nominal botánico y dio nombre a una nueva especie de Nenúfar: la Victoria boliviana.

Los resultados de la paciente investigación fueron publicados en la revista Frontiers in Plant Science y sugieren que esta especie está estrechamente relacionada con Victoria cruziana (una de las dos especies ya reconocidas) y que se separaron evolutivamente hace aproximadamente un millón de años.

Los detallados dibujos con que  Lucy T. Smith ilustró el artículo publicado con el "descubrimiento"
Los detallados dibujos con que Lucy T. Smith ilustró el artículo publicado con el "descubrimiento"

Los científicos del jardín del suroeste de Londres sospecharon durante décadas que podría haber una tercera especie de nenúfar gigante, además de las dos que tenían catalogadas, y trabajaron con investigadores en su hogar natal en Bolivia para ver si su tesis era correcta.

Es oportuno aclarar que el nombre no hace referencia a alguna épica batalla sino a la reina Victoria, por quien los botánicos ingleses de su época se desvivieron en una infernal carrera para entregarle la primera flor de nenúfar, esta exótica planta que precisamente por su flor fue secuestrada de su hábitat en las selvas amazónicas y admirada desde entonces en jardines botánicos bajo la bruma londinense.

Otra aclaración pertinente para los comunes mortales sin especialización en botánica: no confundir nenúfar con camalote: tienen en común las gigantes hojas redondas, que en Victoria boliviana pueden alcanzar los tres metros de diámetro, pero los camalotes tienen las hojas agrupadas en forma de roseta y un racimo de flores que nace entrado el verano. Las hojas del nenúfar también son grandes, planas y flotan en la superficie, pero sus flores amarillas no son racimos y comienzan a verse algo más temprano en la primavera.

Carlos Magdalena, el asturiano de la crónica junto al mayor logro de su carrera. Imagen: The Guardian / Ines Stuart-Davidson / Royal Botanic Gardens
Carlos Magdalena, el asturiano de la crónica junto al mayor logro de su carrera. Imagen: The Guardian / Ines Stuart-Davidson / Royal Botanic Gardens

La realidad es que nuestro horticultor asturiano no “descubrió” una nueva especie (como titulan a estas horas muchas páginas de internet), sino un error de sus colegas pretéritos: estuvieron diciendo que había dos Victorias, cuando en realidad eran tres. Y según los especialistas, pudieran ser aún más, ya que los científicos tienen todavía muchas dudas sobre estas especies, como sus mecanismos de dispersión.
Los habitantes originales la conocían los suficiente como para darles usos en alimentación y en medicina.

La bonita canción de Drexler, que la combinación de países y cosas trajo a la memoria del cronista, puede escucharse aquí.