El Covid desplazó al resto de las enfermedades transmisibles del foco de atención en los últimos dos años, lo que no impidió que, lejos de las primeras planas, la gripe aviar haya tenido un rebrote espectacular y preocupante.

Los números son desmesurados: desde noviembre de 2021 hasta agosto de 2022 se informaron más de 22 millones de casos de gripe aviar en aves silvestres y aves de corral en 68 países, según cifras de la Organización Mundial de Sanidad Animal (WOAH). Esto representa el doble del récord histórico de 11 millones registrados entre octubre de 2020 y septiembre de 2021.

Para frenar el brote, en todo el mundo se sacrificaron 94 millones de aves, casi el doble que los 54 millones de la temporada anterior. Antes de 2020, la cantidad de aves sacrificadas para detener la propagación de la gripe aviar en todo el mundo solo superó dos veces los 15 millones desde que se tienen registros y políticas sanitarias de contención.

Y aún así, con las migraciones esperadas para este cambio de estación, se produce un aumento de casos en buena parte del hemisferio norte, aún cuando octubre es el mes con menos casos en el ciclo anual, lo que presagia mala noticias para los meses venideros.

Las aves deben ponerse a cubierto para su protección, como estos flamencos del Zoológico de San Diego. Imagen: The New York Times / Ken Bohn
Las aves deben ponerse a cubierto para su protección, como estos flamencos del Zoológico de San Diego. Imagen: The New York Times / Ken Bohn

No es una casualidad que suenen alarmas en Inglaterra, donde los avicultores piden que las aves se mantengan bajo techo para prevenir el contagio, en la Europa continental, que sufre el peor brote de la historia o en Estados Unidos, en donde también es el peor brote sufrido desde 2015 y donde los fenómenos migratorios preanuncian que se profundizará el cuadro, cuando el virus ya afectó a 47 millones de aves de granja.

El “salto” a las personas

Las crónicas dicen que hace nada más que 26 años, un ignoto ganso, en una menos conocida granja en la populosa provincia china de Guangdong, se transformaba en el primer ser vivo en el que se diagnosticó el virus de la gripe aviar H5N1.

Apenas un año después, Hong Kong sufrió varios brotes en explotaciones avícolas y mercados. En aquella ocasión, las infecciones no se limitaron a los animales y afectaron a 18 personas, de las cuales fallecieron 6.

Esta es la cepa en circulación predominante hoy, que en la estadística acumulada tiene funestos antecedentes: “salta” poco para contagiar a las personas, pero cuando lo hace tiene una letalidad muy alta. A la fecha se diagnosticaron 850 “saltos” que fueron letales la mitad de las veces. Si se consideran todas las variantes del virus de influenza aviar el total de contagios ronda los 2500 casos y la letalidad baja hasta un tercio. Como se dijo, cifras muy bajas de contagio, pero muy altas de letalidad.

En lo que va del año, acaba de ser registrado un caso en humanos en España, el segundo en Europa tras la notificación de un positivo en Reino Unido en enero.

¿Y en el Hemisferio Sur?

El mapa que se presenta en el último reporte de la Organización Mundial de Sanidad Animal (WOAH) es bien demostrativo: se trata de una zoonosis bien presente en el Hemisferio Norte, aunque se reconoce que tiende a desplazarse al sur, como lo prueba la llegada a latitudes donde nunca había llegado; es el ejemplo del brote de Israel en 2021. 

Mapa del último reporte de la Organización Mundial de Salud Animal con 332 brotes en 18 países. Mapa: woah.org
Mapa del último reporte de la Organización Mundial de Salud Animal con 332 brotes en 18 países. Mapa: woah.org

En una entrevista para Perfil, Javier Prida, presidente de la Cámara de Productores Avícolas de Argentina (CAPIA) resaltaba que "hoy la preocupación es la ruta migratoria del Atlántico, con aves que llegan hasta el centro de Brasil y el norte de Paraguay. Si la influenza viene por esa ruta, es muy probable que tengamos la enfermedad en la puerta".

En Argentina hay una población promedio de 139 millones de aves industriales, de las cuales un 71,3% corresponde a pollos de engorde y un 27% a gallinas de postura. Por eso tanto CAPIA como el Senasa se encuentran en estado de alerta para concientizar y capacitar a los productores sobre la enfermedad, que hasta el momento nunca estuvo presente en nuestro país.