El mundo está en una frenética carrera para reemplazar las fuentes contaminantes de energía por alternativas renovables. La energía eólica es una de las apuestas y la versión “marina” corre con ventajas, por la constancia de los vientos.

De hecho, han entrado en escena proyectos para instalar molinos en aguas profundas, aún cuando está lejos de explotarse la posibilidad de los litorales marítimos.
Por eso no sorprende que los funcionarios del presidente norteamericano Joe Biden estén anunciando un ambicioso plan para salpicar las costas de EE. UU. con parques eólicos: se desarrollarían siete importantes parques eólicos marinos en las costas este y oeste y en el Golfo de México según los anuncios formulados ayer.

Los proyectos son parte del plan de Biden para desplegar 30 gigavatios de energía eólica marina para 2030, generando suficiente electricidad para abastecer a más de 10 millones de hogares. Como referencia, el total de la potencia instalada en Argentina ronda los 35.000 megavatios. 

Deb Haaland, la secretaria del Interior, confirmó las licitaciones para proyectos frente a las costas de Maine, Nueva York y el Atlántico medio, así como las Carolinas, California, Oregón y el Golfo de México. Los proyectos podrían evitar alrededor de 78 millones de toneladas métricas de emisiones de dióxido de carbono, al tiempo que se espera generar hasta 77.000 puestos de trabajo.

Se espera que Vineyard Wind produzca alrededor de 800 megavatios de energía y South Fork alrededor de 132 megavatios. Ocean Wind, el proyecto más grande, tiene una capacidad total de 1.100 megavatios, energía suficiente para abastecer a unos 500.000 hogares.

“El departamento del interior está trazando una hoja de ruta ambiciosa a medida que avanzamos en los planes de la administración para enfrentar el cambio climático, crear empleos bien pagados y acelerar la transición de la nación hacia un futuro de energía más limpia”, dijo Haaland.

Objeciones de las pesqueras y ambientalistas

A su turno, Amanda Lefton, directora de la Oficina de Gestión de Energía Oceánica del departamento dijo que los funcionarios esperaban reducir los posibles conflictos con los grupos de pescadores y otros usuarios del océano tanto como fuera posible. "Esto significa que nos comprometeremos con todas las partes interesadas antes de identificar nuevas áreas de energía eólica", dijo Lefton en un comunicado.

Las empresas pesqueras han dicho que los proyectos eólicos marinos planificados frente a la costa este dificultarían la recolección de valiosas especies de mariscos como vieiras y langostas. Algunos grupos conservacionistas también temen por el impacto de las grandes turbinas, peligrosas para las aves.

En un anuncio relacionado, el departamento de energía dijo que estaba gastando $ 11.5 millones para estudiar los riesgos que el desarrollo eólico marino puede representar para las aves, murciélagos y mamíferos marinos, y estudiar los cambios en las poblaciones de peces comerciales e invertebrados marinos en un sitio de energía eólica marina en la costa este.
El departamento gastará $ 2 millones más en estudios visuales y monitoreo acústico de mamíferos marinos y aves marinas en sitios potencialmente aptos para molinos de viento en la costa oeste.

El panorama fuera de Estados Unidos no es muy diferente: en todo Europa y Asia se comienzan a desplegar proyectos en los litorales marítimos.
América Latina y África todavía tienen una presencia escasa pero más tarde o más temprano asumirán la tendencia y verán su paisaje cambiar abruptamente: los bucólicos atardeceres o amaneceres con la mirada perdida en el horizonte serán reemplazados por el monótono giro de las gigantescas aspas.