El ciclón Minerva azota el centro de Italia, y al menos nueve personas han fallecido y miles han sido evacuadas de sus casas después de que unas enormes lluvias torrenciales hayan arrasado la región de Emilia-Romaña, en el norte del país, donde en algunas zonas en sólo 36 horas ha llovido la mitad de lo que suele llover anualmente. 

Hasta 14 ríos se han desbordado, provocando que el agua haya inundado 23 localidades y miles de hectáreas de campos cultivados.

El último de los fallecidos es un hombre de 44 años que ha muerto ahogado en San Lazzaro di Savena, en la provincia de Bolonia. Estaba vaciando un pozo con una bomba de agua para limpiar su garaje cuando cayó dentro. 

La primera víctima fue hallada en Forlì. Vivía en la planta baja de una casa invadida por el agua del cercano río Montone. Otra persona ha muerto dentro de su coche sumergido en el agua en la provincia de Ravena, mientras que otra mujer ha sido encontrada en la playa de Zadina de Cesenatico después de ser arrastrada por el agua. 

Los equipos de emergencia trabajan sin descanso para rescatar a las personas atrapadas en sus casas. Se calcula que unas 13.000 personas han sido evacuadas por el momento, entre ellas 3.000 en Bolonia, 5.000 en Faenza y 5.000 en la zona de Ravena, aunque todo apunta a que esta cifra aumentará en las próximas horas. “Ravena es irreconocible”, ha lamentado su alcalde, Michelede Pascale.

En la localidad de Cesena, los vecinos se han visto obligados a salir a los tejados para ser rescatados, tal y como ha pedido el presidente regional, Stefano Bonaccini, que ha urgido a todos aquellos que viven cerca de un río que se muevan a las partes superiores de sus edificios. 

“Es una situación muy dura que está poniendo a prueba la región de Emilia-Romaña, pero reaccionaremos. Lo primero es poner a la gente a salvo, todavía faltan esfuerzos, y después pensaremos en los daños. A pocos días del aniversario del terremoto del 2012, no dudo en decir que estamos ante otro terremoto por daños causados del temporal en Emilia-Romaña”, ha asegurado Bonaccini en una rueda de prensa junto al ministro del Interior, Matteo Piantedosi. 

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Las fuertes lluvias han llevado a suspender el Gran Premio de Emilia-Romaña de Fórmula 1, que debía celebrarse el domingo en el circuito de Imola, en una decisión unánime entre las varias autoridades después de que el desbordamiento del río Santerno haya rodeado de agua las instalaciones cercanas a la pista.

Según el ministro para la Protección Civil, Nello Musimecci, entre 200 y 500 mm de agua se han acumulado en apenas un día y medio en algunas partes de la región, cuando anualmente caen 500 mm de precipitaciones. Todo llega después de meses de sequía, algo que ha empeorado la situación, ya que la tierra no estaba capacitada para absorber el agua. 

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“Negar la crisis climática o hacer ver que no va con nosotros no salvará a nuestro país de las consecuencias de una crisis global que está poniendo a prueba nuestro territorio y a nuestros ciudadanos. Estamos delante de eventos meteorológicos cada vez más intensos y frecuentes que se alternan a ritmos dramáticos. Fenómenos que hace tiempo eran raros y ahora se multiplican, con pocos días de distancia, y no sólo en Italia. La sequía y las inundaciones se alternan, con el efecto de elevar exponencialmente el riesgo”, ha avisado WWF Italia, parte de la mayor organización internacional independiente dedicada a la defensa de la naturaleza y el medio ambiente, en un comunicado.

Fuente: La Vanguardia.