El carné número 01 del programa Bolsa Familia se emitió en 2001. Era presidente Fernando Henrique Cardoso (Partido de la Social Democracia Brasileña), que gobernó entre 1994 y 2002. Era 2001 y el mandatario  acudió hasta São José da Tapera, en el noreste de Brasil, para lanzar el programa que les pagaba 15 reales al mes a las familias que tuvieran niños de hasta seis años y a las mujeres embarazadas o en fase de lactancia identificadas como desfavorecidas.

Han pasado casi 20 años y el programa Bolsa Familia, relanzado en 2003 durante el primer año del Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, se enfrenta ahora a la incertidumbre. Pese a que, por primera vez, sus beneficiarios recibieron un pago adicional a finales de 2019 por una promesa de campaña de Bolsonaro, la subvención va poco a poco perdiendo peso. Entre julio y octubre del año pasado la cantidad de nuevas familias que accedieron al programa, que paga ahora 89 reales (unos 20 dólares) se desplomó. A partir de mitad de año, el promedio de las nuevas concesiones, que antes era de 220.000 familias al mes, cayó a menos de 10.000.

El Gobierno promete cambios en el programa, que se convirtió en una marca social y una conquista política vinculada al PT, especialmente en el noreste de Brasil, la zona más pobre del país, donde Lula aún conserva la simpatía de gran parte de la población. 

Según el Ministerio de Ciudadanía, en la actualidad existen 494.229 familias inscritas en el registro de espera y que están habilitadas para cobrar la subvención del programa Bolsa Familia. No se dieron precisiones sobre como se llegó a ese número.

Cálculos realizados por el periódico español EL PAÍS a partir de datos públicos,  arrojan que 1,7 millones de familias, o unas 5 millones de personas, estarían actualmente aptas para acceder al programa de ayuda. Es el triple de lo que anunció el Gobierno Federal. 

El ministerio reconoce los recortes de los últimos meses, pero afirma que la inclusión de nuevas familias se normalizará “con la conclusión de los estudios de reformulación de la Bolsa Familia”. 

El escenario es inédito en la historia del programa. A finales de 2018, Brasil contaba con 13,5 millones de personas en condiciones de miseria, en una tendencia ascendente desde 2015.

A la luz de la experiencia Argentina cabe preguntarse si en las elecciones de este año el hambre y la miseria serán tema de campaña o los brasileros esperarán a las presidenciales de 2022 para juzgar estas políticas.