Impresionante la "Veneno Roadster", el modelo que ilustra la nota: verdadero prodigio de la tecnología automovilística, con su motor de casi 6,5 litros no alcanza a caminar 4 kilómetros con cada litro de nafta pero puede alcanzar los 355 km/hora.

Lamborghini dice en su web que la Veneno Roadster, "lleva la eficiencia aerodinámica de un prototipo de carreras a las carreteras de todos los días". Bueno, desde anoche esos días están contados.

Los países de la Unión Europea cerraron acuerdos sobre leyes propuestas para combatir la crisis climática en la madrugada europea de hoy miércoles, respaldando una eliminación gradual de las ventas de automóviles 0 Km con motores que funcionan con combustibles fósiles para 2035 y un fondo multimillonario para proteger a los ciudadanos más pobres de los costos de las emisiones de dióxido de carbono.

Casualidad o no, el plazo coincide con el que hace muy poco estableció el Estado de California, en Estados Unidos, estableciendo una política que marca la tendencia para ese país y probablemente para Canadá. Y para el resto del mundo, casi sin dudas.

Después de una tensa jornada, extendida hasta bien entrada la noche, los ministros de medio ambiente de los 27 estados miembros acordaron posiciones conjuntas para cinco leyes que las naciones miembro deberán aprobar con miras a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero en esta década.

Naturalmente, estos acuerdos no se alcanzan sin resistencias internas: Italia, Portugal, Bulgaria, Rumanía y Eslovaquia querían que la eliminación se retrasara hasta 2040. Pero finalmente se impuso el compromiso propuesto por Alemania, el mayor mercado de automóviles de la UE, que además pidió a Bruselas que evaluara en 2026 si los vehículos híbridos o los combustibles que se promocionan como "neutros en CO”, serían aceptables para cumplir con la meta.

Aunque no se haya dicho explícitamente, Alemania sostiene en realidad que, con la tecnología actual, los vehículos híbridos no ofrecen suficientes reducciones de emisiones y los combustibles alternativos son prohibitivamente caros y dudosamente ambientales.

En conjunto, estas propuestas tienen como objetivo garantizar que la UE, el tercer mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo, logre en 2030 que sus emisiones netas sean un 55 % menores que las de 1990. 

El paquete incluye también el respaldo a un nuevo mercado de carbono que desde 2027 impondrá costos a las emisiones de CO2 y, entre otras cosas, obligará a las industrias y las centrales eléctricas a pagar cuando contaminan. Todo lo cual, permite asumir que terminarán siendo los usuarios y clientes los que pagarán esos costos adicionales, comenzando por la electricidad y el gas domiciliarios, por lo cual es evidente que estos cambios pondrán en dificultades a los sectores de menos recursos.

Así fue que el acuerdo terminó incluyendo un fondo Europeo de 59 mil millones de euros para proteger a los ciudadanos de bajos ingresos de los costos de estas políticas en el período de 2027 a 2032.