¿Cuándo construirá China su última central eléctrica a carbón?

Esa es la pregunta que los defensores del ambiente se han estado haciendo desde que los líderes chinos se comprometieron noviembre pasado, en Glasgow, Escocia, a alcanzar un máximo de emisiones nacionales antes de 2030 y dejar de construir centrales eléctricas de carbón en el extranjero.

En China aproximadamente 70% de su electricidad proviene de centrales a carbón, por eso ya consume y produce casi la mitad del carbón del mundo y la continua expansión de la producción y la capacidad hacen que el logro de sus objetivos climáticos parezca cada vez más remoto. USA es el segundo productor mundial, con la misma tasa de producción por habitante que el país Asiático.

Ahora, un estudio publicado el viernes indica que al menos 18 nuevos proyectos chinos de plantas eléctricas a carbón en el extranjero seguirán adelante a pesar del compromiso. En casa, la escasez de energía y los temores de inseguridad energética, empeorados por la agitación en los mercados internacionales de combustibles fósiles por la guerra de Rusia contra Ucrania, renovaron la convicción de que las ricas reservas de carbón de China deben seguir siendo la principal fuente de energía del país a corto plazo.

En el extranjero, la prohibición de nuevas plantas llevó a la cancelación de una quinta parte de los proyectos anunciados, pero parece que existe un vacío legal que permite que la participación china continúe, incluso en algunas plantas de energía de carbón que no estaban en construcción cuando se hizo el compromiso.

Por lo pronto, más carbón

El miércoles, el primer ministro Li Keqiang confirmó un objetivo de 300 millones de toneladas de capacidad agregada a la producción de carbón en 2022, que ya había crecido en 220 millones de toneladas el año pasado. Eso supuso un 16% de aumento de la producción en apenas 2 años. 
Para corroborarlo, basta el dato que en este marzo los mineros chinos extrajeron más carbón por día que nunca. 

Vista aérea de una mina de carbón a cielo abierto en China. Imagen: ft.com
Vista aérea de una mina de carbón a cielo abierto en China. Imagen: ft.com

La prohibición de nuevas plantas de carbón en el extranjero que el propio país se impuso llevaron al archivo o la cancelación 12,8 gigavatios de energía de carbón, pero el destino de otras 57 plantas sigue siendo incierto, según el análisis del Centro de Investigación sobre Energía y Aire Limpio (CREA). De esos proyectos, 18 permanecen en una “zona gris” donde, a pesar de que no se ha llevado a cabo ninguna construcción, pueden seguir adelante debido a que cuentan con financiamiento y permisos asegurados.

Muchas de esas plantas están en Indonesia, que, al igual que China, no parece dispuesta a abandonar esta fuente de energía fácilmente disponible. Aunque el país del sudeste asiático firmó una declaración de la COP 26 en Glasgow en la que se comprometía a alejarse del carbón para la década de 2040, ha sido más lento que vecinos como Vietnam para desechar proyectos.

Rompiendo promesas

El anuncio de Xi de que China dejaría de construir centrales eléctricas de carbón en el extranjero fue una de las promesas más dramáticas que surgieron de las negociaciones internacionales antes de la cumbre. Se produjo después de que ya hubiese tomado el compromiso de "reducir gradualmente" la producción nacional de carbón a partir de 2025, también anunció planes para alcanzar el pico de emisiones de dióxido de carbono del país antes de 2030 y alcanzar la neutralidad de carbono para 2060.

El gobierno chino planea alcanzar esos objetivos a través de liderar en el mundo la construcción de fuentes de energía renovable, así como más plantas de energía nuclear. La extensión rocosa del desierto de Gobi se convertirá en el hogar de 455 gigavatios adicionales de turbinas eólicas y paneles solares, más del doble de la capacidad actual total de los Estados Unidos, para 2030. Como referencia, el consumo eléctrico total argentino es del orden de los 40 gigavatios.

Turbinas en un parque eólico cerca de Golmud, provincia de Qinghai, China, en septiembre de 2021. Imagen: The Washington Post / Qilai Shen
Turbinas en un parque eólico cerca de Golmud, provincia de Qinghai, China, en septiembre de 2021. Imagen: The Washington Post / Qilai Shen

A pesar de la presión de los activistas ambientales y los gobiernos occidentales para adelantar la fecha límite de 2060 para lograr emisiones netas cero, China argumenta que su plan actual es el más rápido que ha propuesto un país de su tamaño. Detalles: hay un solo país de “tamaño” comparable: India. Y un solo país con una tasa de producción y uso de carbón asimilables: Estados Unidos.

Al mismo tiempo que subraya la urgencia de las ambiciones climáticas de China, Xi ya advirtió contra una transición energética que interfiera con la "vida normal" de los chinos. La energía renovable debe volverse confiable antes de que se abandonen las fuentes de energía tradicionales, dijo a los líderes del PC en enero.

Medida con parámetros occidentales de rentabilidad, la inversión continua en nuevos generadores de carbón es difícil de entender, dado que la rentabilidad en todo el sector está disminuyendo y el análisis sugiere que es probable que las nuevas inversiones se conviertan en "activos parados" incapaces de recuperar sus inversiones tal como la conciben inversores capitalistas.

Pero desde la perspectiva del gobierno chino, los beneficios económicos localizados y a corto plazo de las nuevas plantas tienen sentido.
La naturaleza de la economía política de China, donde el gobierno casi siempre es propietario no solo de la planta de energía, sino también de la empresa que la construye, la minera que suministra el carbón y el comprador de la energía, ayuda a explicar la decisión de seguir construyendo, dijo Philippe Benoit. del Centro de Política Energética Global de la Universidad de Columbia.