Luego de 47 años de permanencia del Reino Unido dentro de la Unión Europea, el pasado viernes se concretó la salida de los británicos del bloque, luego de una serie de plebiscitos al respecto. 

El último de ellos fue en junio de 2016, que a pesar de no ser vinculante, no fue desoído por el parlamento británico y fue el puntapié para que finalmente el Reino Unido se abriera definitivamente. 

En términos de instituciones supranacionales, una de las consecuencias es que a partir de su salida, el Reino Unido cesa su representación en absolutamente todos los organismos comunitarios, de acuerdo al internacionalista Gianni Micheli.

De todos modos, estas consecuencias no serán abruptas. "Hasta el 31 de diciembre de este año van a estar en un período de transición, entonces si bien no va a ser parte de estos organismos, sí sigue rigiéndose por las normas comunitarias durante lo que resta del año", explicó.

El Reino Unido, además, tiene la opción de prorrogar el período de transición por dos años por única vez si se realiza una petición antes del primero de julio. De todas formas, el primer ministro Johnson adelantó que no habrá prórroga alguna. "Si hay alguna disputa en la salida, se hará un comité conjunto con representantes de ambos lados que dirimirán las controversias que surjan", expresó Micheli.

Asimismo, las bases militares que gestiona el Reino Unido en Chipre y Gibraltar seguirán siendo parte del territorio europeo con un régimen especial.

Economía

En cuanto a las relaciones económicas, una de las principales preocupaciones de los proBrexit es el acuerdo que saldrá de este año de negociaciones. "Este período de transición, además de cuestiones de defensa, inmigración, justicia y derechos humanos; el tema económico será central. En ese sentido, el Reino Unido se comprometió a seguir respetando algunas cuestiones como las denominaciones de origen. Cuando el Reino Unido elabore su ley doméstica, se adecuará a las denominaciones europeas", expresó.

Además, "todo acuerdo que el Reino Unido firme en este período de transición no va a tener efecto hasta que se vaya definitivamente. Mientras tanto, sigue rigiéndose por todos los acuerdos europeos", adujo. En cuanto al tratamiento arancelario, aún no hay definiciones porque este punto se negociará hasta fin de año.

Algunos especialistas afirman que esto impactará de manera negativa en la economía del Reino Unido. "Londres deja de ser el centro financiero de Europa a ser un centro financiero importante en Europa, pero fuera de la Unión Europea. La libertad de flujo de capitales podría verse un poco resentida", afirmó. 

Quienes están a favor de la salida del Reino Unido de la Unión Europea argumentan que durante estos 40 años hubo coordinación en política monetaria pero no en políticas fiscales. Aducen que "la austeridad fiscal que tiene Alemania, la principal economía del continente, llevó a que el bloque europeo como un todo no creciera como su potencialidad lo hubiera permitido. Muchos analistas dicen que arrastró la capacidad de crecimiento del Reino Unido. Entonces al salir y poder hacer acuerdos con Estados Unidos, Canadá, Australia o Nueva Zelanda, permitiría dinamizar un poco más el mercado", indicó.

Quienes están en contra del Brexit critican la pérdida del acceso preferencial al Mercado Común Europeo. "Creo que está en el interés de ambas partes lograr un acuerdo casi igual al que tienen ahora", explicó el especialista.

Sí cambiará el comercio de bienes entre Irlanda del Norte y la isla de Gran Bretaña. "El principal problema con ese vínculo era el miedo a que volviera la frontera dura, por la guerra civil de los años '80. El acuerdo de Theresa May proponía que Inglaterra siguiera como un todo en la unión aduanera, con todos los beneficios pero sin voz respecto de los requisitos que impusiera la Unión Europea. Esa fue una de las cosas por las que ese acuerdo nunca se aprobó", inicia.

"Cuando Boris Johnson gana, se decidió que Irlanda del Norte tendrá un estatus especial: las normas económicas y regulaciones impositivas y fitosanitarias de la Unión Europea se seguirán aplicando en Irlanda del Norte, entonces, el flujo comercial entre ambos no se verá afectado. Pero si hay bienes que pasen de la república de Irlanda (parte de la Unión Europea) a Irlanda del Norte y esos bienes van al Reino Unido, pagarán una tasa extra, y viceversa", explicó. Además, todos los aranceles que la república de Irlanda pague por importar bienes del Reino Unido a través de Irlanda del Norte, serán administrados por esa dependencia. El acuerdo, además, da la posibilidad al parlamento irlandés del norte de discutir si se sigue aplicando el protocolo o cambiarlo cada dos años.

Asimismo, todos los préstamos y obligaciones financieras que haya adquirido el Reino Unido con el respaldo de la Unión Europea tendrán que ser cumplidas indeclinablemente. 

Migraciones

Respecto de los ciudadanos europeos que trabajan en el Reino Unido y a la inversa, los ciudadanos británicos que trabajan en Europa, no se verán mayormente afectados. De todas formas, "los europeos que estén en Inglaterra tienen que firmar un estatuto de residencia declarando que viven y estudian o trabajan allí. Esas personas van a gozar de los mismos derechos que antes en términos de movilidad y estabilidad laboral", expresó.

Escocia

Uno de los motivos por el que ganara la negativa en el referendo por la salida de Escocia del Reino Unido en 2014 fue la pérdida de los beneficios en el intercambio con la Unión Europea. Ahora, con el Brexit en vías de concretarse, la primera ministra escocesa Nicola Sturgeon quiere volver a hacer una consulta para que Escocia salga del Reino Unido. El Partido Nacionalista Escocés (SNP, por sus siglas en inglés) brega hace largo tiempo porque su país se separe del orden británico. "Este paso requiere aprobación del parlamento británico, y con mayoría conservadora, es muy difícil que les autoricen un referéndum", dijo el especialista.

Política doméstica

Con toda esta situación, Boris Johnson, que encarna el ala más nacionalista del partido Conservador británico, sale fortalecido por cumplir sus promesas de campaña. "El gran ganador es Boris. Theresa May asume en septiembre de 2016 luego de la salida de Cameron. Diez meses después la eligen como primera ministra y durante menos de tres años no pudo concretar la salida. Lo único que logró fue prorrogar y tratar de aprobar un acuerdo que no se modificaba. Boris, con menos de seis meses en el gobierno, ya lo aprobó. Supo manejar las riendas no sólo de la política, sino de la gente, porque corrió un riesgo en convocar elecciones anticipadas y las ganó con una mayoría importante. Supo leer, en términos políticos y sociales, cuáles eran las demandas de la gente", expresó.

Jeremy Corbyn y el laborismo, en tanto, no lograron presentar un frente unificado. "El laborismo lo único que proponía era que no pasara el Brexit, pero dentro del laborismo había muchas disidencias, y no había propuestas concretas. En cambio, los conservadores proponían Brexit y dentro de eso matices. La desunión del laborismo favoreció a Johnson", adujo.

La posición argentina

Este cambio en el mapa de los bloques puede significar algunas ventajas para la inserción de productos argentinos en el mercado británico. "Muchos de los países que tienen una agricultura muy fuerte y productos complementarios con los nuestros, como España, Italia o Francia; que producen frutas, lácteos, fiambres y manufacturas de origen agropecuario; son más proteccionistas de su mercado agrícola que Inglaterra, que protege fundamentalmente productos lácteos. Las frutas, aceites, carnes británicas no están tan protegidas", por lo que podría ser una oportunidad para exportar hacia aquella región.

En relación con la cuestión Malvinas, explica Micheli, la salida del Reino Unido de la Unión Europea puede ser un arma de doble filo. "Si bien ahora el Reino Unido está solo, porque no tiene un apoyo institucional de la Unión Europea en caso de algún reclamo; por otro lado la Argentina no tiene una institución similar a la que acudir para que presione al Reino Unido para hacer alguna sesión sobre el tema Malvinas", por lo que es difícil concretar algo al respecto.

"Con la nueva gestión, proyecto que Argentina hará un reclamo mucho más duro sobre las islas, y el gobierno de Boris Johnson es un gobierno bastante nacionalista. Con el Reino Unido afuera y envalentonado por salir, los próximos dos o tres años pueden ser complicados en términos de negociaciones, a menos que la gestión argentina siga una línea más moderada, como la que sigue por el momento", expresó.