El exdiputado Roberto Jefferson, aliado del actual presidente Jair Bolsonaro y gran promotor de la tenencia de armas de fuego, se atrincheró el pasado domingo en su vivienda. Intentó de esa manera, y durante horas, ser detenido y disparó alrededor de 50 municiones, lanzó tres granadas contra los agentes que iban a detenerlo para llevarlo nuevamente a la cárcel por orden de un juez e hirió a dos efectivos. 

El caso ha impactado cuando quedan apenas horas para el ballotage que definirá la nueva etapa de la política brasileña, en un escenario donde los dos candidatos, Jair Bolsonaro por el Partido Liberal y Lula da Silva, por el Partido de los Trabajadores, están muy cercanos uno de otro según las últimas encuestas difundidas. 

VER: Violencia política: responsabilizan a Bolsonaro por el tiroteo en Foz de Iguaçu

Jefferson y Bolsonaro. No es la primera vez que las armas de fuego copan la escena en la antesala de las elecciones.
Jefferson y Bolsonaro. No es la primera vez que las armas de fuego copan la escena en la antesala de las elecciones.

El candidato de derecha intenta ahora despegarse de Jefferson, mientras Luiz Inácio Lula da Silva afirma que el exparlamentario es “la cara de lo que predica Bolsonaro”.

La campaña brasileña se ha desarrollado con altos niveles de violencia simbólica y física. Seguidores de uno y otro candidato han sido asesinados o heridos por adversarios, ya sea a tiros o con armas blancas. 

El caso protagonizado por Jefferson incluye varios elementos que encendieron las alarmas. Jefferson es un personaje turbio y famoso en la política de Brasil. Estuvo preso por corrupción tras haber sido sobornado por el Partido de los Trabajadores (PT) de Lula y actualmente estaba en arresto domiciliario por amenazar a jueces del Tribunal Supremo.

Tenía el permiso de armas en suspenso por sus problemas judiciales, y un arsenal en su casa del interior de Río de Janeiro: en la colección había una veintena de armas y enormes cantidades de munición. 

Bolsonaro ha flexibilizado fuertemente el acceso a las armas.
Bolsonaro ha flexibilizado fuertemente el acceso a las armas.

Jefferson ha vuelto a la cárcel y ha sido acusado de cuatro intentos de homicidio

El juez que ordenó devolverlo a la cárcel, Alexandre de Moraes, es ahora mismo la máxima autoridad electoral de país y el magistrado al que Bolsonaro ataca con recurrencia. Bolsonaro ha criticado repetidamente a la justicia electoral y amagado con enviar al Ejército a los colegios electorales. 

La mayor incertidumbre la genera el principal actor político del país: el presidente no ha dado una respuesta clara sobre si reconocerá el resultado en caso de perder el próximo domingo ante Lula

Un reciente video proselitista del PT aprovechó el caso Jefferson para señalar que “la violencia bolsonarista ha llegado a niveles alarmantes”. "Las armas no educan, las armas matan”, lamentaba Lula este martes en una transmisión en directo por redes sociales.

Bolsonaro ha flexibilizado el acceso a las armas de fuego, lo que se ha traducido en un aumento de pistolas y rifles en manos particulares. Los registros de cazadores, tiradores y coleccionistas crecieron un 473% entre 2018 y 2022, según el Foro Brasileño de Seguridad Pública.