Washington lanzó ayer un dura acusación contra Pekín. El director del FBI, Christopher Wray, dijo en declaraciones a la cadena Fox que la oficina federal de investigaciones cree "desde hace tiempo" que "lo más probable" es que el origen de la covid sea "un posible incidente en un laboratorio de Wuhan", China. 

Además, añadió: "Estamos hablando de ‘una posible fuga en un laboratorio controlado por el Gobierno chino que mató a millones de estadounidenses’!.

La grave declaración, luego oficializada a través de un tuit de la propia agencia federal, viene a reforzar el informe que el departamento de Energía había lanzado el fin de semana en filtración al Wall Street Journal.

El estudio mantenía la misma tesis de la fuga del laboratorio de Wuhan, pero se basaba en una información de inteligencia clasificada como de "baja confianza", es decir, altamente incierta.

Un total de ocho organismos de la Administración de Joe Biden tratan de averiguar la fuente original del coronavirus en su versión del 2019. Cuatro de ellos desechan la teoría de la fuga y se inclinan por la de las causas naturales. Dos no han tomado posición. Y sólo el FBI y Energía defienden más bien la posibilidad del incidente de laboratorio. 

Distintos portavoces del Gobierno aprovecharon su difusión para achacar a Pekín "falta de transparencia" o de "honestidad" a la hora de investigar la causa primaria de la pandemia.

En su entrevista de la noche del martes con la Fox, el jefe del FBI formuló una "observación" netamente incriminatoria contra el Ejecutivo de Xi Jinping, referida a una supuesta obstrucción de las indagaciones de Washington sobre la génesis de la covid: "Me parece que el Gobierno chino -dijo- ha estado haciendo todo lo posible para tratar de frustrar y ofuscar el trabajo aquí... y eso es desafortunado para todos".

Ni las especulaciones políticas ni las argumentaciones científicas sobre ese posible accidente de laboratorio son precisamente nuevas. Datan de los primeros momentos de la expansión del virus en todo el mundo.

Lo diferente ahora es el contexto en que las insinuaciones o veladas acusaciones de Washington a Pekín se producen: días después del incidente del globo espía chino detectado y derribado en el espacio aéreo de Estados Unidos y al tiempo que el equipo de Biden insiste en que Pekín está planteando enviar armas a Rusia para la guerra con Ucrania y preparando a su propio ejército para la posible invasión de Taiwán.

La tensión bilateral va en aumento. La relación entre los dos países está que arde, y el FBI acaba de echar leña a ese fuego.