En medio de las premiaciones ecuménicas de esta semana, hoy le tocó el turno al premio Nobel de la Paz 2022 . 

El Comité Noruego del Nobel decidió reconocer, por un lado, al Centro para las Libertades Civiles de Ucrania y la organización de derechos humanos rusa Memorial, y el por el otro al abogado bielorruso Ales Bialiatski.

Berit Reiss-Andersen, titular de la entidad encargada del reconocimiento, adujo que la decisión "no va dirigida contra (el presidente de Rusia) Vladimir Putin, ni por su cumpleaños ni en ningún otro sentido, excepto por el hecho de que su gobierno, como el gobierno de Bielorrusia, representan un gobierno autoritario que reprime a los activistas por los Derechos Humanos”.

El contexto está marcado por la invasión que desató la guerra en tierras ucranianas, a partir del 24 de febrero pasado.

Entre los argumentos, se adujo que los elegidos “llevan muchos años promoviendo ”el derecho a criticar al poder y a proteger los derechos fundamentales de la ciudadanía”.

Bialiatski fundó la organización Viasna Human Rights Centre a mediados de 1990, y desde allí protestó contra las torturas en Bielorrusia y documentó los abusos contra presos políticos.

Desde la Academia se indicó que “las autoridades gubernamentales han intentado en repetidas ocasiones silenciar a Ales Bialiatski. Desde 2020, sigue detenido sin juicio. A pesar de las tremendas dificultades personales, el Sr. Bialiatski no ha cedido ni un ápice en su lucha por los derechos humanos y la democracia en Bielorrusia”.

Sobre el Centro para las Libertades Civiles se remarcó que buscó "fortalecer la sociedad civil ucraniana y presionar a las autoridades para que Ucrania sea una democracia de pleno derecho”.

Desde la invasión rusa, buscó "documentar los crímenes de guerra rusos contra la población ucraniana, siendo pionero a la hora de responsabilizar a los culpables de sus crímenes”.

Se resaltó a su vez que Memorial, una ONG creada en 1987 por activistas de derechos humanos organizados en la antigua Unión Soviética, "quería asegurarse de que las víctimas de la opresión del régimen comunista nunca fueran olvidadas”.

En 2009, la jefa de la organización en Chechenia, Natalia Estemirova, fue asesinada mientras recopilaba información sobre los abusos de fuerzas rusas y prorrusas durante los conflictos en Chechenia.