De los once miembros del Tribunal Supremo de Brasil, al menos siete estarían de acuerdo en imponer a la población la vacuna del nuevo coronavirus.

El presidente del Tribunal Supremo, Luiz Fux, aseguró que era “necesaria” una “judicialización” del proceso de vacunación, abriendo toda una discusión.

Según Fux, el derecho colectivo a la salud pública “está por delante” de las libertades individuales.

En la otra vereda,el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, cuestionó los estudios que se realizan a nivel mundial para conseguir una vacuna contra el coronavirus,

El primer mandatario afirmó que no entiende "el apuro" para lograr una inmunización en forma rápida sin invertir en el tratamiento.

En ese sentido, Bolsonaro puso como ejemplo a la hidroxicloroquina, cuyo uso no tiene comprobación científica.

El mandatario dijo esto en el medio de la guerra de las vacunas que el mismo lanzó en Brasil, afirmando que su administración no autorizará a las vacunas provenientes de China, una de las cuales desarrolla el laboratorio público Instituto Butantan, en el estado de San Pablo.

El presidente defiende a la hidroxicloroquina, un antipalúdico, para combatir la Covid-19 pese a que la comunidad científica sostiene que no existe comprobación de eficacia.