Una vez cada dos años, en una tarea conjunta de las Universidades de Yale y Columbia, se publica el Índice de Desempeño Ambiental (EPI por sus siglas en inglés). Es un resumen del estado de las políticas ambientales en el mundo basado en datos de 180 países. 

El EPI utiliza 40 indicadores de desempeño de 11 diferentes categorías temáticas agrupadas en 3 grandes rubros: cambio climático, salud ambiental y vitalidad del ecosistema. Con estos indicadores se obtiene el índice que proporciona una medida de cuánto se acercan los países a los objetivos de política ambiental establecidos.

El reporte bianual también calcula los avances y retrocesos de cada país cuando se considera la evolución de los últimos diez años en la materia. De este modo, establece los países que más avanzados están y también quiénes están tomando medidas más aceleradamente.

Cómo cualquier otro índice, el EPI (financiado por la Fundación McCall MacBain de Canadá) refleja de un modo parcial la realidad que describe, pero sin dudas es una herramienta que permite comprender los determinantes del progreso ambiental y refinar las decisiones políticas porque además refleja la evolución en el tiempo de los indicadores para cada nación.

El contexto global

Dinamarca es el país que encabeza el ranking, aunque el que más progresos está haciendo es Malta. En cualquier caso, las naciones que el reporte segmenta como “Occidente Global” y “Europa del Este” encabezan el ranking hasta la posición 26, en dónde aparece Bahamas, primer país del ranking de la región “América Latina y Caribe”.

La bien establecida relación entre cambio climático e ingresos queda de manifiesto el cuadro que acompaña el resumen para formuladore de políticas: allí se ve reflejado que, en líneas generales, a mayor ingreso per cápita, más avanzado está el país en el cumplimiento de sus metas climáticas.

En el resumen para formuladores de políticas el EPI incluye este gráfico con la relación entre el Índice y el PBI de cada nación. Fuente: epi.yale.edu/
En el resumen para formuladores de políticas el EPI incluye este gráfico con la relación entre el Índice y el PBI de cada nación. Fuente: epi.yale.edu/

Y esto pone de manifiesto las tensiones existentes respecto a cómo y qué debe consensuarse a nivel mundial en temas climáticos. Por ejemplo, India es el país que figura “último en la tabla”.

En el artículo que publicó el New York Times sobre el tema, Navroz K. Dubash, experto en clima del Centro de Investigación de Políticas de Nueva Delhi, criticó la idea de que todos los países deben avanzar al mismo ritmo hacia la reducción de emisiones y el cero neto.
“Esto no es éticamente defendible ni un reflejo del acuerdo político actual”, dijo. “No se trata de defender a India: la contaminación del aire y la contaminación ambiental local son muy preocupantes y dañan más a los pobres de la India. Pero perjudican en lugar de ayudar, cuando los indicadores ignoran las consideraciones legítimas, incluso esenciales, sobre la justicia para abordar el cambio climático”.

Argentina y la Región

Argentina, se ubica en el puesto número 92 del ranking EPI o sea, bien en el promedio de los 180 países que se incluyen en el análisis.
La situación general de América Latina y el Caribe es preocupante: las 5 primeras posiciones del índice son encabezadas por pequeñas naciones no industrializadas: además de Bahamas, aparecen Barbados, San Vicente, Antigua y Barbuda y Dominicana.

Los primeros países con actividad industrial significativa son Cuba y Chile. Y entre las naciones de la región, Argentina se ubica todavía por debajo del promedio: está 23° sobre 33 países, siendo el país industrializado de la región que más bajo índice tiene.   
La buena noticia en todo caso es que cuando se consideran los “Cambios en los Últimos 10 Años” Argentina progresa hasta la posición 41 en el concierto internacional y a la 10° en la región.

Algunas conclusiones políticas

El EPI muestra que no es necesario dejar de crecer en PBI para contaminar menos: en algunos casos puede incluso afirmarse que, en el mundo que viene, dominar la tecnología que permita cuidar el planeta será una ventaja en términos de competitividad empresaria y de las naciones.

La otra cuestión significativa es que, también en materia ambiental, la política lo es todo: países con similares estructuras económicas y recursos pueden contribuir de modo muy diferente a las soluciones: los mejores ejemplos son USA y Canadá, que pese a sus enormes recursos, son los países del “Occidente Global” que más atrasados están (43° y 49° respectivamente).

En el mencionado artículo del New York Times uno de los coautores del informe, Alexander de Sherbinin, director asociado e investigador principal del Centro de Columbia para la Red Internacional de Información sobre Ciencias de la Tierra dice: "La moraleja principal en este momento es que la política sí importa, y existen caminos específicos hacia un futuro más neutro en carbono y amigable con el clima. Pero realmente se necesita un acuerdo político de alto nivel”.