Una escalada incesante que puede traducirse en diferentes números. Por ejemplo, en que las sobredosis produjeron una muerte cada 5 minutos. Es que 2021 fue el año en que se superaron las 100.000 mil muertes por esta causa en Estados Unidos.
De hecho, más estadounidenses murieron por sobredosis de drogas en 2021 que en cualquier año anterior, un nuevo récord en una epidemia que ya se ha cobrado 1 millón de vidas en lo que va del siglo XXI, según datos oficiales publicados esta semana. Tanto como los fallecimientos acumulados por Covid 19 en aquel país.

La cifra exacta, 107.622 personas, es un 15 por ciento más que el año anterior, según la estimación oficial publicada por el Centro Nacional de Estadísticas de Salud. El recuento refleja desafíos exacerbados por la pandemia de coronavirus: pérdida de acceso al tratamiento, aislamiento social y una oferta de medicamentos magnificada.

Aunque aumentaron las muertes por metanfetamina y por cocaína, hace tiempo que dejaron de ser las drogas más mortales de Estados Unidos: más de 80.000 personas murieron usando opioides, incluidos analgésicos recetados y fentanilo, una droga mortal 100 veces más poderosa que la morfina, que se prescribe en tratamientos contra el dolor, pero que se ofrece modificada para aumentar su potencia, de modo ilegal.

Desde que se inició el siglo XXI, la epidemia de sobredosis es liderada por analgésicos recetados; le siguen la heroína, el fentanilo y la metanfetamina.  Y no hay un final claro a la vista, según los expertos.

Nora Volkow, directora del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas, dijo que el país está saliendo de la pandemia con un “aumento significativo” de depresión, ansiedad, soledad y pensamientos suicidas, “y eso no va a desaparecer”.
La oficina del fiscal general de Pensilvania, Josh Shapiro, incautó 1,8 millones de dosis de fentanilo en los primeros tres meses de 2022, más de este potente opioide sintético que todo que se había secuestrado en 2021.

Aunque las cifras de muertes son comparables, la diferencia más notable de la pandemia de sobredosis con la  Covid-19 es que las víctimas de las drogas son abrumadoramente jóvenes. Entre 2015 y 2019, los jóvenes estadounidenses perdieron aproximadamente 1,2 millones de años de vida por sobredosis de drogas, según un estudio publicado en JAMA Pediatrics en enero.

En todo el país

Y no es sólo un problema de las grandes urbes: las áreas rurales han sido especialmente devastadas por la crisis de sobredosis durante la pandemia. Alaska experimentó el mayor aumento de muertes por sobredosis en 2021, casi 75 por ciento, según datos federales. Estados predominantemente agrícolas como Oregon, Kansas o Dakota del Sur rondaron el 40% de aumento.
Solitario, en el centro del mapa, Wyoming es el único estado en el que no hubo aumento de casos. En 2021 "sólo" se produjeron 101 muertes por sobredosis, la misma cantidad que en 2020.

El promedio nacional de aumento fue 14,9%; solo en un Estado no aumentaron las muertes. Mapa: publicación citada
El promedio nacional de aumento fue 14,9%; solo en un Estado no aumentaron las muertes. Mapa: publicación citada

Algunos especialistas tienen espacio para un moderado optimismo. Daniel Ciccarone, profesor de la Universidad de California en San Francisco y especialista en el tema, afirma que el suministro de drogas más potentes seguirá provocando muertes, pero predice que la tasa creciente de sobredosis se estabilizará o posiblemente disminuirá durante el próximo año debido a una confluencia de eventos: la disminución de la pandemia, el aumento de la respuesta del gobierno y las compañías farmacéuticas pagando miles de millones para ayudar a abatir la crisis. 

“Hay algo que decir sobre la demanda. ¿Por qué Estados Unidos tiene tanta hambre de drogas? ¿Por qué parece que eso va en aumento generación tras generación? ¿Tiene algo que ver con nuestras desigualdades económicas y otras disparidades?” se pregunta el especialista.

La expansión de esta plaga moderna sin duda ha sido fuertemente influenciada por el ingreso del fentanilo al suministro de drogas. Esta y otras drogas sintéticas podrían expulsar a las drogas tradicionales en la próxima década. El fentanilo, cada vez más presente en píldoras falsificadas que se compran en línea y se fabrican en laboratorios, es más fácil de producir que los narcóticos a base de plantas.

La estrategia de “guerra rural” contra megaplantaciones de coca o amapolas se transformará en una guerra de guerrillas contra pequeños laboratorios en las urbes.
“Puede que no haya mucha heroína en 10 años porque todo será fentanilo”, dijo Keith Humphreys, investigadora de políticas de drogas y adicciones en la Universidad de Stanford. “¿Qué haces en un mundo donde ya nadie necesita una granja para fabricar drogas?”

Humphreys estima que podría haber otro millón de muertes por sobredosis en la próxima década si la política no cambia. Advierte que no hay una panacea para abordar la crisis pero una de las formas más sólidas de reducir las sobredosis, dice, es un mayor acceso a la naloxona, el medicamento para revertir las sobredosis de opioides.

Por primera vez, la administración Biden presentó la Estrategia Nacional de Control de Drogas al Congreso el mes pasado para diseñar una hoja de ruta para abordar la adicción no tratada y el tráfico de drogas. El plan exige una expansión de los programas de distribución de naloxona, tiras reactivas de detección de drogas y jeringas.
Lo cierto es que el daño ya está hecho: los expertos anuncian que la tendencia al alza de muertes continuará hasta que las ideas se conviertan en políticas reales sobre las comunidades más afectadas.


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