El coronavirus ataca a los trabajadores de la industria cárnica y ha forzado la desaceleración y el cierre de algunas de las plantas procesadoras de carne más grandes de Estados Unidos, reduciendo la producción hasta en un 25 por ciento, dicen funcionarios de la industria. Ahora se teme que el nuevo faltante en las góndolas se produzca en los pozos de frío en donde se ofrecen cortes congelados.

Varias de las mayores empresas de envasado de carne del país han anunciado el cierre de plantas.

Antes del impacto del coronavirus, se procesaban alrededor de 660,000 reses cada semana en las plantas de todo Estados Unidos, según John Bormann, gerente de ventas del programa para JBS, la subsidiaria estadounidense del procesador de carne y cerdo fresco más grande del mundo.

Esta semana probablemente no se llegue a 500,000 cabezas procesadas en las plantas de EE. UU. que aún están en funcionamiento: esto representa casi un 25 por ciento menos de carne producida.

Lo más significativo de la desaceleración se debe al cierre de las instalaciones. Dos de las siete instalaciones más grandes de los USA, las que tienen capacidad para procesar 5,000 reses diarias, están cerradas debido a la pandemia.

El ausentismo y la distribución de los empleados restantes para mantener la distancia social también están contribuyendo a la desaceleración.

JBS USA primero cerró su planta de carne de res de Souderton, Pensilvania, el 7 de abril y luego cerró su instalación de carne de res de Greeley, Colorado, después de que al menos 50 de sus 6,000 empleados de planta dieron positivo. Todo el personal de esas plantas está ahora en cuarentena.

National Beef Packing Co. anunció el lunes el cierre de sus instalaciones de Tama, Iowa. Y Cargill cerró la producción en su planta de procesamiento de carne molida de res y carne de cerdo de Hazleton, Pensilvania, para luego reducir la producción en una de las plantas empacadoras de carne más grandes de Canadá cuando docenas de trabajadores se infectaron.

También Smithfield cierra, solo que el anuncio es por tiempo “indefinido” su planta de procesamiento de carne de cerdo en Dakota del Sur; es el mayor procesador de carne de cerdo del mundo y también sus empleados dieron positivo para coronavirus CoV-2.

La cadena de suministro de carne es especialmente vulnerable a la propagación del coronavirus ya que el procesamiento se ha concentrado cada vez más en un puñado de plantas masivas. Pero existe otro problema en el suministro de carne de res, según Bormann: es lo que habitualmente se denomina utilización de la carcasa: qué destino se le da a cada corte del animal entero.

"El primer problema es que no tenemos suficientes personas para procesar a los animales, y el número dos es que no pueden balancear el uso de la carcasa porque los restaurantes están cerrados", dijo. “¿Qué está vendiendo? Sólo hamburguesas”.

Los restaurantes suelen consumir los cortes caros: como las costillas, ojo de bife y el lomo, dijo Bormann, mientras que el comercio minorista se lleva otros cortes. Con los restaurantes en su mayoría cerrados, "de repente el 23 por ciento del animal no se se puede vender", dijo.

Los expertos de la industria dijeron que el cierre de las instalaciones de procesamiento de carne podría provocar otra ronda de acaparadores en los supermercados, como con el papel higiénico y la leche hace varias semanas.

La venta de carne de res en Estados Unidos alcanzó un máximo histórico en 2019, con 57.7 libras (unos 29 kilos) consumidas per capita. Antes de la pandemia, la Asociación Nacional de Ganado Vacuno anticipaba una perspectiva similar para 2020.

Sophie Mellet-Grinnell, especialista en proteínas para el distribuidor de alimentos Baldor Specialty Foods, dijo que las interrupciones en la cadena de suministro de carne también podrían afectar los precios al consumidor.

"Ciertos cortes se volverán más caros: la rutina y los recortes económicos, tendrán su impacto en la dieta: los bifes serán más pequeño y de cortes más económicos", dijo. "Hay muchas personas sin trabajo, así que se verá un mayor consumo de pollo y de otras proteínas de bajo costo".

Close dijo que la capacidad de almacenamiento en frío del país es muy limitada, con capacidad de suministro de una semana o 10 días, por lo que "esa no es una opción a largo plazo".

Ben Lilliston, el director ejecutivo adjunto interino del Instituto de Política Agrícola y Comercial, dijo que el cierre de estas grandes instalaciones de procesamiento de carne, y cualquier déficit de suministro resultante, es lo que sucede cuando un pequeño número de compañías multinacionales controlan el suministro de alimentos.

"Tienen información registrada sobre la cantidad de comida que nadie más tiene", dijo. “A principios de marzo, se hablaba insistentemente de un excedente de carne. Si dicen que es una escasez, tal vez lo sea, pero nadie lo sabe realmente”, concluía este funcionario dando marco a la verdadera incertidumbre en la cuestión.