El asesinato del presidente Jovenel Moïse en el 2021, agravó la situiación de Haití que sigue sumido en un estado de caos y violencia que ha dejado al país caribeño al borde de la guerra civil. Ahora, la renuncia del primer ministro, Ariel Henry, es solo el más reciente capítulo en esta turbulenta saga que tiene como trasfondo el tráfico de armas, los secuestros y una profunda crisis política y social.

"Lo que está pasando en Haití hoy es básicamente la descomposición de un sistema neocolonial impuesto en el país desde 1915" explicó Eddyson Damas, estudiante haitiano en Córdoba Capital.

Damas señala cómo las intervenciones militares y la manipulación económica han mantenido a Haití en una situación de dependencia política y económica, perpetuando un ciclo de violencia y subyugación.

La falta de elecciones democráticas y la imposición de líderes afines a intereses extranjeros han exacerbado la crisis. La comunidad internacional, representada por el Core Group y organismos como la ONU y la OEA, ha ignorado propuestas de transición pacífica como el Acuerdo de Montana, que busca una salida sin injerencia extranjera.

La situación se ha vuelto insostenible para Ariel Henry, quien asumió el cargo de primer ministro tras el asesinato de Moïse. "El imperio ya no puede usar a Henry", señala Damas, "le pidió la renuncia". Henry, quien no logró cumplir con el mandato constitucional de convocar elecciones en 90 días, cedió ante la presión internacional.

Ariel Henry, entonces Primer Ministro de Haití, llega a la Cumbre del Nuevo Pacto Financiero Mundial, en París, en junio de 2023.Tomas Stevens (ABACA via Reuters)
Ariel Henry, entonces Primer Ministro de Haití, llega a la Cumbre del Nuevo Pacto Financiero Mundial, en París, en junio de 2023.Tomas Stevens (ABACA via Reuters)

Sin embargo, la renuncia de Henry no trajo consigo la estabilidad esperada. Las pandillas armadas, financiadas y manipuladas por intereses externos, continúan desafiando el control del gobierno. "Las bandas armadas están fuera de control", advierte Damas, "piden amnistía y participación en decisiones políticas".

Ante este panorama desolador, el pueblo haitiano clama por una solución propia, sin injerencias externas. "Pensamos que nosotros mismos podemos sentarnos y encontrar una solución entre nosotros", enfatiza Damas. La esperanza de una transición hacia elecciones libres y una paz duradera reside en el diálogo y la colaboración interna, alejada de los intereses foráneos. un capítulo más

En medio del caos y la incertidumbre, el futuro de Haití pende de un hilo. La comunidad internacional, en su búsqueda de estabilidad, debe escuchar las voces del pueblo haitiano, quienes siguen luchando por su soberanía, autodeterminación y la no intervención militar, y apoyar un proceso de transición genuinamente democrático y autónomo. Solo así se podrá vislumbrar un horizonte de paz y prosperidad para esta nación caribeña, cuya historia de lucha y resistencia sigue marcando el curso de su destino.