El paisaje es muy diferente de la opulenta costa: hay que viajar más de mil kilómetros para llegar a Sydney desde esta mediterránea localidad, asentada muy cerca de las llanuras áridas del extremo noroccidental del estado, casi inhabitables.

Menindee es una pequeña ciudad en el lejano oeste de Nueva Gales del Sur, Australia, en el condado central de Darling, a orillas del río del mismo nombre; el censo de 2011 indicó que apenas pasa los 500 pobladores y sería prácticamente desconocida si no fuera el más antiguo asentamiento europeo en el oeste de Nueva Gales del Sur y la primera ciudad que se estableció en la ribera del río Darling.

Al borde del desierto, un río que agoniza es el recurso vital de la región. Mapa: Captura desde Google Maps

Desde el sábado aparece en títulos de todo el mundo por los millones de peces muertos y podridos que han obstruido un vasto tramo de río a medida que una ola de calor abrasador arrasa la región.

Las imágenes son impactantes: una verdadera capa de peces muertos cubre largos tramos del río, en un paisaje que se reproduce a lo largo de 30 km del curso habitualmente tranquilo; la superficie de las aguas es prácticamente invisible.

Cuando el viernes pasado, el gobierno de Nueva Gales del Sur confirmó el episodio, también se puso de relieve que es la tercera muerte masiva en el área. Este incidente sigue a los ocurridos en la misma área en 2018 y 2019, donde hasta un millón de peces murieron debido al flujo de agua deficiente, la mala calidad del agua y los cambios repentinos de temperatura.

La cadena Al Jeesera le da voz los residentes: "Es realmente horrible, hay peces muertos hasta donde se puede ver", dijo Graeme McCrabb, agregando que la muerte de peces de este año parece peor que las anteriores.

Sobre llovido, acalorado

Las poblaciones de peces del río crecieron de modo explosivo después de las recientes inundaciones, que fueron noticia hace menos de 10 días. Ahora, mientras las aguas de la inundación retroceden y el cauce del río vuelve a sus niveles normales, las poblaciones de carpas y arenques mueren masivamente.

El comunicado oficial del gobierno sostiene que “estas muertes de peces están relacionadas con los bajos niveles de oxígeno en el agua (hipoxia) a medida que retroceden las aguas de la inundación”.

“El clima cálido actual en la región también está exacerbando la hipoxia, ya que el agua más cálida contiene menos oxígeno que el agua fría, y los peces tienen mayores necesidades de oxígeno a temperaturas más cálidas”.

Después de un fin de semana tórrido, con 40 °C el sábado y 38 °C el domingo, el pronóstico indica que esta semana las temperaturas bajarán hasta los 30 °C de máxima. Pero aún así, se espera que la mortalidad todavía aumente, debido a que el proceso de putrefacción de los peces ya muertos continuará bajando los niveles de oxigenación de las aguas.

La BBC señala en su artículo sobre el episodio que los lugareños en la ciudad dependen del Río Darling para el suministro de agua y se espera que no puedan acceder a esa agua para uso doméstico por un período indeterminado aún.

Como en tantos otros ríos, las muertes de peces ponen en foco los problemas que enfrentan las cuencas: las sequías más intensas y prolongadas provocadas por el calentamiento global se combinan con el aumento del uso humano y puede terminar colapsando los ecosistemas. En el caso del Río Darling el problema se agravó por las recientes inundaciones, que poblaron el río muy por encima de la capacidad en su régimen habitual.