El nuevo plan de inmigración del primer Ministro Boris Johnson es el más drástico de las últimas décadas y ya suma críticas por parte de empresarios y sindicatos que advierten grandes inconvenientes en sectores como la sanidad o el turismo donde el número de empleados extranjeros es elevado.

De acuerdo al plan que ha dado a conocer Johnson, los inmigrantes de la Unión Europea (UE) solo podrán radicarse en el Reino Unido a partir del 2021 con un contrato de trabajo no menor a los 30.000 euros al año de salario y demostrando un alto nivel de inglés.

Tal como lo adelantó en su campaña electoral, Johnson planea equiparar a los europeos con el resto de los inmigrantes e implantar un sistema de méritos en el que los aspirantes que quieran lograr un visado o un permiso para trabajar en el Reino Unido deberán contar previamente con una oferta de trabajo, demostrar su cualificación profesional, probar el "nivel requerido" de inglés, encajar en uno de los sectores que requieran mano de obra y superar el mínimo de 25.600 libras al año de remuneración.

A partir del 2021, al término del período de transición del Brexit, los futuros inmigrantes europeos deberán además contribuir anualmente con 500 euros al Sistema Nacional de Salud (NHS) para tener acceso a la sanidad pública y deberán esperar al menos cinco años para poder solicitar ayudas sociales.

Los visitantes europeos podrán permanecer en el Reino Unido hasta seis meses sin necesidad de un visado, pero no tendrán permiso para poder trabajar.

El drástico plan de Johnson, contenido en 10 páginas, cierra prácticamente las puertas a los europeos no calificados que trabajan los sectores de la construcción y la hotelería en Londres, a los albañiles polacos y rumanos de los que se nutre el sector inmobiliario en la capital británica y en general europeos que quieran trabajar como autónomos en el Reino Unido.-