En todo el mundo, 820 millones de personas dependen de la pesca para su sustento, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación. En algunas regiones como África occidental, hasta una cuarta parte de la fuerza laboral está involucrada en la pesca. El consumo de pescado también representa una sexta parte de la ingesta de proteínas animales de la población mundial, y más de la mitad en países como Bangladesh, Camboya, Gambia, Ghana, Indonesia, Sierra Leona y Sri Lanka.

En ese contexto, los países en desarrollo están perdiendo miles de millones de dólares debido a la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (IUU, por sus silgas en inglés), que desvía los ingresos a través de flujos financieros ilícitos, según un nuevo estudio de la Financial Transparency Coalition (FTC).

El estudio aborda integralmente la problemática de la pesca IUU en el mundo, analizando la opacidad del sector, la distribución y el origen de las flotas de captura y la insuficiencia de las regulaciones actuales, especialmente en el aspecto financiero y en los registros de las naves y de los propietarios de esas compañías.

En los análisis de caso, se centra solamente en dos naciones en particular: Ghana y nuestro país, como ejemplos representativos de la complejidad del tema y del enorme impacto negativo de la pesca IUU en los países en desarrollo.

Quiénes, de dónde y cuánto

Las 10 principales empresas involucradas en la pesca IUU son responsables de casi una cuarta parte de todos los casos denunciados: ocho de ellas son de China (encabezadas por Pingtan Marine Enterprise Ltd), una es de Colombia y otra de España.

No son empresas “fantasma”, como lo prueba que la firma española Albacora SA, la empresa de pesca IUU más grande de Europa y verdadero gigante del atún, haya recibido millones de dólares en subsidios de la Unión Europea. Por su parte Pingtan Marine Enterprise es lo suficientemente pública como para cotizar en el Nasdaq.

“La pesca ilegal es una industria masiva que amenaza directamente los medios de vida de millones de personas en todo el mundo, especialmente la de aquellos que viven en comunidades costeras pobres en países en desarrollo”, dijo Matti Kohonen, uno de los autores del informe y director ejecutivo de la FTC al periódico The Guardian.

Según la ONU, más del 90% de las poblaciones de peces del mundo están siendo explotadas, sobreexplotadas o agotadas por completo. La pesca IUU es una de las principales causas de la destrucción del ecosistema marino y representa una quinta parte de las capturas pesqueras mundiales, con un valor de hasta 23 500 millones de dólares.

Es el tercer delito contra los recursos naturales después de la madera y la minería. Las pérdidas globales debido a la pesca IUU se estiman en hasta 50 mil millones de dólares según el nuevo estudio.

No es solamente un problema de soberanía alimentaria. Las pérdidas totales superan ampliamente a las pérdidas directas del valor de la pesca porque los países pierden además miles de millones de dólares en flujos de dinero ilícito mientras que “los propietarios de embarcaciones continúan operando con total impunidad, utilizando estructuras empresariales complejas y otros esquemas para ocultar su identidad y evadir el enjuiciamiento”.

El informe advierte que casi ningún país exige información sobre los propietarios al momento de registrar embarcaciones o solicitar licencias de pesca, lo que significa que los responsables finales de estas actividades no son sancionados, sino que se imponen multas a los capitanes y tripulantes de las embarcaciones, pero no a los principales responsables.

La recopilación de tales datos de propiedad, dice el reporte, permitiría la aplicación de leyes para combatir el lavado de dinero y la evación fiscal, creando así formas de abordar los delitos y abusos subyacentes relacionados con la pesca.

África es el continente más afectado, con una pérdida de unos 11.200 millones de dólares en ingresos anuales por la pesca IUU, mientras que concentra el 48,9% de las embarcaciones industriales y semiindustriales identificadas involucradas en la práctica, según el informe de la FTC. De ese total, el 40% se encuentra solo en África occidental, que se ha convertido en un epicentro mundial de la pesca IUU.

Porqué Argentina

El reporte hace un balance internacional de la situación pero toma solamente dos ejemplos para un análisis pormenorizado: Ghana y Argentina.

Es que Argentina cuenta con una de las áreas pesqueras más importantes del mundo, atrayendo embarcaciones industriales de todo el planeta. Sus aguas tienen una enorme abundancia y diversidad de vida marina, incluyendo más de 330 tipos de peces, casi 120 especies de aguas profundas y una gran variedad de invertebrados.

La industria pesquera comercial del país genera un impacto económico de $2,700 millones de dólares al año y representa el 3,4 por ciento de su PBI. La industria está impulsada por cuatro especies que representan el 75 % de la captura total del país: calamar, merluza, gamba roja y granadero. Según el reporte, “la pesca del calamar es la segunda más grande del mundo por volumen y la mitad de la captura mundial proviene de Argentina”.

El calamar es el principal objetivo de la pesca ilegal en el país, y a su vez es una especie estratégica en la cadena alimentaria y en la biodiversidad del Atlántico Sur, por lo que su sobre explotación está provocando un colapso a gran escala de los sistemas de vida marina en el Atlántico Sur.

La situación

Según el reporte, Argentina pierde entre 2 y 3,6 mil millones anuales por capturas de pesca IUU; en contraposición, se estiman las pérdidas de Chile en algo más que el 11% del total argentino (397 millones de dólares), a pesar de tener un litoral marítimo mucho más extenso.

Para su realización, los autores consultaron con fuentes de la Armada Argentina. Tal vez lo más notable es el reporte de crecimiento de la actividad ilegal. Hasta hace unos años el promedio de pesqueros en la Zona de Explotación Exclusiva (ZEE) estaba entre 300 y 400, pero recientemente la cifra ha ido aumentando a unas 500 embarcaciones.

Las fuentes consultadas dijeron que “los recursos de que dispone la Armada Argentina y la Prefectura son escasos, lo que dificulta las labores de patrullaje. Sin submarinos y con uno solo avión de patrulla marina en estado operativo, la tarea de control y disuasión, frente a más de 500 embarcaciones ilegales, se vuelve imposible, y cualquier captura que puedan hacer es irrelevante en el presente escenario.”

A pesar de ello, el reporte señala que desde el cambio de legislación en 2020, que aprobó un nuevo sistema de multas, sólo en el año de la reforma, la nueva ley permitió la captura de tres naves y el cobro de multas por 2,91 millones de dólares.

En el nuevo régimen hay un piso de USD $300.000 y un máximo de USD $1,75 millones. Se aplican sanciones más altas  a las embarcaciones extranjeras, y las autoridades pueden ordenar la captura y retención de el buque en puerto hasta que se efectúe el pago de la multa.

Los consumidores finales

El informe hace énfasis en que, igual que con las drogas, los países de mayor consumo también tienen una responsabilidad con el tema. La Unión Europea, los EE. UU. y Japón representan un 12% de la población mundial pero juntos representan el 55 % del consumo de productos del mar.

Por eso el reporte los insta a intensificar su compromiso para abordar la pesca IUU eliminando los factores que permiten que ocurra: el secreto financiero en primer lugar, pero también tomando medidas contra los proveedores que usan empresas ficticias, empresas conjuntas y banderas de conveniencia.