La Unión Europea (UE) prorrogó por diez años el uso de glifosato. Esto no implica que los productores en los países de la Unión Europea tengan libertad para utilizar productos con glifosato sin restricciones. Cada gobierno tiene la capacidad de limitar su uso a nivel nacional.

El jueves pasado, la Comisión Europea anunció su decisión de renovar la aprobación del glifosato, respaldada por las evaluaciones de seguridad de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria y la Agencia Europea de Sustancias Químicas. Sin embargo, esta renovación está sujeta a nuevas condiciones y restricciones, como tasas máximas de aplicación.

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La empresa alemana Bayer, que adquirió el herbicida Roundup a través de la compra de Monsanto por $63 mil millones en 2018, celebró la decisión de la UE. "Esta reautorización nos permite seguir proporcionando tecnología importante de manejo integrado de malezas a los agricultores de toda la Unión Europea", dijo Bayer en un comunicado. 

La Agencia de Investigación sobre el Cáncer de la Organización Mundial de la Salud concluyó en 2015 que era probablemente carcinogénico para los seres humanos.

No obstante, la decisión fue condenada por grupos ambientalistas, incluido Greenpeace. La organización expresó su indignación, argumentando que va en contra de las numerosas opiniones de científicos sobre los probables efectos negativos del glifosato en la salud humana y el medio ambiente.  

Hoy es un día triste para la Unión Europea, para la ciudadanía y el medio ambiente. Hemos perdido la oportunidad de eliminar definitivamente el peligroso glifosato de nuestro entorno y alimentación, declaró Luís Ferreirim, responsable de agricultura y ganadería de Greenpeace España.

La Comisión Europea había propuesto inicialmente extender la autorización del glifosato por 10 años, buscando la aprobación de los 27 países miembros de la UE. Sin embargo, se requería una "mayoría cualificada" que no se logró en la votación tanto el jueves como hace un mes.

La Confederation Paysanne, un grupo agrícola francés, calificó la decisión y el proceso de aprobación como "escandalosos", mientras que Francia fue uno de varios países que optaron por abstenerse en la votación.