La consultora Exame-Ideia confeccionó el primer relevamiento luego que las candidaturas para la presidencia en Brasil fueron oficializadas: brasileños y brasileñas de 16 a 24 años tomaron una decisión: la mayoría (52%) respondió que elegirá, en octubre próximo, a Luiz Inácio Lula da Silva como presidente.

Dentro de ese mismo universo juvenil, el actual presidente Jair Bolsonaro rescata un 20% de preferencia. 

Lula es, además, preferencia indiscutida entre las mujeres y empata con Bolsonaro en el grupo mayores de 60 años.

Pero no es el único sondeo que ha sido publicitado cuando restan menos de setenta días para las elecciones en las que se elegirá presidente, vicepresidente y a parte del Congreso Nacional (las elecciones para gobernadores y vicegobernadores estatales, Asambleas Legislativas Estatales y Cámara Legislativa del Distrito Federal se llevarán a cabo el mismo día).

Otras dos importantes consultoras han publicado sus sondeos: en ambas, el dirigente del Partido de los Trabajadores mantiene su dominio. La FSB del banco BTG Pactual lo da a Lula con un 44% de las preferencias, número que le permitiría ganar en primera vuelta.

Siguiendo los datos BTG Pactual, el exmetalúrgico acrecentó su distancia respecto de Bolsonaro (que logra un 31% de apoyo) de 9 a 13 puntos, comparando los números obtenidos por el mismo organismo hace dos semanas. Un tercer postulante puede resultar clave en caso de ballotage: el 9% de respaldo a Ciro Gomes puede definir finalmente la polarización en una segunda vuelta. 

Bolsonaro llora durante la convención nacional del Partido Liberal cuando faltan menos de setenta días para las elecciones generales. Foto de Andre Coelho para EFE.

Por otro lado, el estudio de la consultora Ipesp (ex Ibope) estima un  escenario más ajustado. Si bien Lula conserva un 44% de las adhesiones, Bolsonaro alcanzaría un 35%; la diferencia entre ambos es de 9 puntos y dejaría abierto el final a un potencial ballotage.

Bolsonaro tiene por delante un desafío mayor: para aumentar su electorado deberá equilibrar y moderar su discurso, algo que le ha resultado muy difícil durante toda su gestión y que, por otro lado, es su marca como candidato, rasgo que le ha valido denuncias por "promover discursos de odio". Se sabe: sus posturas extremas generan rechazo en sectores mayoritarios de la ciudadanía (la clase media urbana de las capitales de Brasil, por caso).

Bolsonaro apuesta, de ganar el 2 de octubre próximo, a profundizar su "Gobierno militar". En tal sentido, no ahorró elogios y loas para su compañero de fórmula, el general Walter Braga Netto, uno de los cerebros del entorno íntimo del gobernante.

Michelle Bolsonaro participa activamente en la campaña de reelección de su marido, vistiendo un verde tropical. Foto de Ricardo Moraes para Reuters.

“Él es nuestro Ejército. Es el Ejército del pueblo, el Ejército que está de nuestro lado, que no admite corrupción ni admite fraude. Ese Ejército que quiere transparencia, que desea y que tendrá respeto”.

Bolsonaro agitó nuevamente el fantasma del fraude al sugerir que si los cómputos electorales definitivos no le son favorables, él contará con la fuerza de las armas para declarar que hubo fraude. La primera vuelta para estas elecciones está fijada para el próximo 2 de octubre.