El presidente francés, Emmanuel Macron, provocó revuelo en el Parlamento y entre sus rivales electorales luego de usar una palabra soez para describir su estrategia para presionar a vacunarse contra el coronavirus a aquellos que se resisten a hacerlo en medio del furibundo brote de Ómicron en el país.

Macron usó el verbo “emmerder”, que viene de la palabra "merde", o "mierda" en castellano, y que en francés significa "fastidiar", en una entrevista publicada anoche por el diario Le Parisien.

El mandatario usó la polémica palabra mientras el Parlamento debate acaloradamente una iniciativa de su Gobierno que sólo permitiría a los vacunados contra el coronavirus acceder a sitios de ocio, como a restaurantes y lugares turísticos.

“A los no vacunados, realmente los quiero fastidiar. Así que lo vamos a seguir haciendo, hasta el final. Esa es la estrategia", dijo el presidente liberal a Le Parisien durante una entrevista en el presidencial Palacio del Elíseo con la asistencia de un panel de lectores del periódico.

La utilización de la palabra pareció complicar la ya de por sí difícil aprobación del pasaporte sanitario en el Parlamento, que está en pleno debate en la cámara baja, la Asamblea Nacional.

Los legisladores debatieron el proyecto hasta esta madrugada, pero el tratamiento volvió a suspenderse por segundo día, esta vez por el revuelo que causaron las palabras de Macron.

"Un presidente no puede realizar el tipo de declaraciones que ha realizado", dijo Christian Jaboc, presidente del grupo parlamentario conservador de Los Republicanos.

"No puedo respaldar un texto que busca fastidiar a los franceses", agregó, informó la agencia de noticias francesa AFP.

El pasaporte vacunatorio excluirá a los no inmunizados de lugares como restaurantes, bares, cines, teatros, museos y estadios deportivos.

El certificado se pedirá también en el transporte interregional, tanto de trenes como colectivos, y en vuelos domésticos.

Diputados opositores protestaron ruidosamente en la Asamblea Nacional cuando el ministro de Salud, Olivier Véran, trató de defender la elección de palabras de Macron.

El ministro dijo que la entrevista del presidente había demostrado su "intención, sobre todas las cosas, de proteger a la población".

Los críticos del mandatario dijeron que no se comportó como se espera lo haga un jefe de Estado y de haberse lanzado contra los no vacunados para conseguir el apoyo del 90% de los adultos franceses que sí se han inmunizado de cara a las elecciones presidenciales de abril.

Macron "deliberadamente decidió sumar histeria al debate" del proyecto del certificado de vacunación, dijo el legislador opositor Sébastien Jumel.

La candidata presidencial de extrema derecha Marine Le Pen, quien se opone al pasaporte de vacunación, dijo que el presidente quiere "librar una guerra contra una porción de Francia".

Otro candidato de extrema derecha, Éric Zemmour, acusó a Macron de “crueldad.”

Desde la izquierda, el candidato Jean-Luc Mélenchon se pregunró: “¿Tiene control el presidente sobre lo que dice?".

Ayer, Francia informó un récord de 271.686 casos de coronavirus en las 24 horas previas en medio de la propagación de la variante Ómicron por el país europeo, que ya era de los más afectados del mundo por la pandemia.

Los hospitales se encuentran bajo una fuerte sobrecarga, y la cantidad de contagiados y aislados es tal que se temen serios trastornos en el transporte, el dictado de clases y en muchos servicios.

Más de 20.000 pacientes con Covid-19 están internados en Francia, una cifra que ha ido creciendo durante semanas pero no de manera tan abrupta como la tasa de infecciones del país.

Las salas de terapia intensiva de Francia tienen un nivel de ocupación del 72%.

La mayoría de los hospitalizados no están vacunados, pese a que el 77% de la población de Francia ya recibió al menos dos dosis de la vacuna.

Fuente: Télam