La policía detuvo este domingo a más de 4.400 personas en Rusia y bloqueó el centro de Moscú en una nueva jornada de manifestaciones en todo el país para reclamar la liberación del opositor Alexéi Navalni.

Miles de personas desoyeron las advertencias del gobierno y salieron a las calles de varias ciudades rusas, desde Vladivostok a San Petersburgo, en el segundo fin de semana de protestas contra la detención del principal opositor del presidente Vladimir Putin.

Coreaban lemas como "¡Libertad!" o "¡Putin es un ladrón!". Al menos 4.407 personas fueron detenidas en todo el país: 1.365 en Moscú y 962 en San Petersburgo. También fueron detenido 82 periodistas, según el último informe difundido por la ONG OVD-Info, especializada en el seguimiento de manifestaciones.

En otras metrópolis rusas, como Krasnoyarsk (Siberia) y Vladivostok (Extremo Oriente), también hubo cientos de detenciones, según la organización. La esposa de Navalni, Yulia Navalnaya, fue arrestada cuando se dirigía a la manifestación, indicaron varios medios opositores.

Estas nuevas movilizaciones ocurrieron tras las protestas del pasado fin de semana, que congregaron a decenas de miles de rusos y se saldaron con más de 4.000 detenciones y la apertura de unos 20 procedimientos penales.

El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, criticó en Twitter la represión de las manifestaciones mediante el "uso persistente de tácticas brutales" e instó a "liberar a quienes fueron detenidos, entre ellos Alexéi Navalni".

El ministerio ruso de Relaciones Exteriores no tardó en denunciar estas acusaciones como una "injerencia grosera en los asuntos internos" de Rusia. Más tarde, el jefe de la diplomacia de la Unión Europea (UE), Josep Borrell, denunció en un tuit "las detenciones masivas" y el "uso desproporcionado de la fuerza" contra manifestantes y periodistas, y afirmó que "Rusia necesita cumplir con sus compromisos internacionales".