Los incendios forestales como los que han devastado California, Australia, Siberia y los que aún hoy arden en Corrientes, se volverán un 50 % más comunes para fines de siglo, según un nuevo informe que advierte sobre incendios incontrolables que asolan partes del planeta que antes no estaban afectadas.

La escalada de la crisis climática y el cambio en el uso de la tierra están impulsando un aumento global de los incendios forestales extremos, con un aumento previsto del 14 % para 2030 y un aumento del 30 % para 2050, según un informe de la ONU en el que participan más de 50 investigadores internacionales.

Los hallazgos sugieren que debería haber un cambio radical en el gasto público en incendios forestales. El informe dijo que los gobiernos estaban poniendo su dinero en el lugar equivocado al centrarse en el trabajo de los servicios de emergencia cuando la prevención de incendios sería un enfoque más efectivo.

Nueva normalidad

Los incendios forestales se están convirtiendo en rutina de la vida en todos los continentes, excepto en la Antártida, destruyendo el medio ambiente, la vida silvestre, la salud humana y la infraestructura, según el informe, que fue escrito en colaboración con GRID-Arendal, un centro de comunicaciones ambientales sin fines de lucro. El informe advirtió sobre un “cambio dramático en los regímenes de incendios en todo el mundo”.

“Desde Australia a Canadá, de Estados Unidos a China, en toda Europa y el Amazonas, los incendios forestales están causando estragos en el medio ambiente, la vida silvestre, la salud humana y la infraestructura”, dice el prólogo del informe, y agrega que si bien la situación “es ciertamente extrema, todavía no es desesperada”.

Una muestra: uno de los incendios forestales de California en 2021. Video: Euronews

Aunque los “incendios paisajísticos” son esenciales para que algunos ecosistemas funcionen correctamente, el informe analiza específicamente los “incendios forestales”, que define como incendios inusuales de vegetación que se quema libremente y que representan un riesgo para la sociedad, la economía o el medio ambiente.

Los investigadores han puesto de manifiesto que el calentamiento global podría causar "megaincendios resistentes a las prácticas de extinción" en todo el planeta. En los EE. UU., casi 3 millones de hectáreas de tierra fueron quemadas por incendios forestales el año pasado, y las llamas se volvieron cada vez más difíciles de combatir. En Corrientes la estadística suma ya más de 800.000 hectáreas arrasadas.

Imprescindible: más gasto en prevención

Las respuestas directas a los incendios forestales reciben ahora más del 50 % de los fondos, mientras que la planificación y la prevención reciben menos del 1 %. El documento pide una "fórmula lista para el fuego" con inversiones reequilibradas para que la mitad se destine a la planificación, prevención y preparación, alrededor de un tercio a la respuesta y el 20% a la recuperación.

La profesora Sally Archibald, ecologista de la Universidad de Witwatersrand en Johannesburgo, que participó en el informe, dijo: “Esta es una conclusión realmente importante que espero desvíe el dinero y los recursos en la dirección correcta, además de cambiar las políticas.

“No podemos prometer que si el mundo da dinero para la gestión proactiva de incendios, no habrá más incendios extremos porque estos incendios son causados por el cambio climático global”, dijo. “Pero ciertamente nos ayudaría a minimizar el impacto y minimizar la pérdida de daños”.

Hay muchas soluciones naturales, que incluyen iniciar incendios controlados mediante la quema prescrita, gestionar los paisajes mediante el pastoreo de animales para reducir la cantidad de material inflamable en el paisaje, así como eliminar árboles demasiado cerca de las casas de las personas.

Usar el conocimiento ancestral

Debería haber más sistemas de monitoreo basados en la ciencia combinados con el conocimiento indígena y una mejor cooperación internacional, dijeron los autores del documento, antes de la Asamblea de la ONU para el Medio Ambiente en Nairobi.

“Después de un siglo de investigación, hemos llegado a un acuerdo en que la forma tradicional en que las personas queman sus paisajes en África es probablemente la más apropiada para el ecosistema”, dijo Archibald.

Las estrategias de manejo de incendios varían a nivel mundial, pero como regla general, los expertos creen que los ecosistemas más cercanos al ecuador deberían tener más incendios controlados y los que están más lejos deberían tener menos. Las excepciones incluyen bosques tropicales como el Amazonas, que se extienden a ambos lados del ecuador pero que deberían tener muy pocos incendios.

Los incendios forestales han exacerbado la crisis climática al destruir ecosistemas ricos en carbono como las turberas, el permafrost y los bosques, lo que hace que el paisaje sea más inflamable. La restauración de ecosistemas como humedales y turberas ayuda a prevenir incendios y crea zonas de amortiguamiento en el paisaje.

El cambio climático aumenta las condiciones en las que se inician los incendios forestales, incluidas más sequías, temperaturas del aire más altas y vientos fuertes. Del mismo modo, las emisiones de carbono de los incendios forestales están en su punto más alto. De hecho, producto de los incendios de 2021, el Amazonas liberó más CO2 del que fijó.
Abordar la crisis climática es una prioridad clave en la prevención de incendios forestales, según el informe.

También el informe pide mejores estándares de salud y seguridad para los bomberos, incluida la sensibilización sobre los peligros de la inhalación de humo, la reducción de su exposición a situaciones que amenazan la vida y el fomento de la recuperación adecuada entre turnos.

Inger Andersen, directora del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, dijo: “Tenemos que minimizar el riesgo de incendios forestales extremos estando mejor preparados: invertir más en la reducción del riesgo de incendios, trabajar con las comunidades locales y fortalecer el compromiso mundial para luchar contra el cambio climático”.