Luego del cierre de las fronteras internacionales que golpearon al turismo y programas de intercambio en todos los países alrededor del planeta, el panorama del país de Australia fue mucho más grave.

La pandemia afectó al sector educativo australiano, esfera trascendental en ese país, en el que trabajan 250.000 personas y del que dependen indirectamente muchos negocios.

Los estudiantes internacionales, representan un tercio de su población estudiantil de un millón y medio, aportaron a la economía australiana más de 24.616 millones de dólares estadounidenses (22.588 millones de euros) en el curso 2018-19.

En consideración ante la baja de circulación del virus y las cifras de contagios a lo largo y a lo ancho del país oceánico, sus autoridades confeccionaron un "programa piloto" en el que, tras el inicio de la pandemia allá por marzo, un total de 63 estudiantes extranjeros llegaron a Australia.

En un vuelo organizado procedente de Singapur, distintos estudiantes, procedentes de países orientales como China, Japón, Vietnam e Indonesia, aterrizaron en la ciudad de Darwin, en el norte de Australia, donde deberán pasar una cuarentena de 14 días antes de poder asistir presencialmente a las clases.

Se preveía que a mediados del 2020 un egreso de cerca de 350 estudiantes extranjeros a Camberra, la capital del país, pero estos planes fueron desbaratados por el rebrote de la covid-19 en la ciudad de Melbourne, con casi cinco millones de habitantes la segunda urbe más poblada del país y que permaneció confinada desde junio hasta finales de octubre.

Australia acumula casi 28.000 casos de la covid-19 desde el inicio de la pandemia, que incluye 907 fallecidos, de los cuales 20.345 infecciones y 819 decesos corresponden al estado de Victoria, y cuyo rebrote por presuntos fallos en la seguridad en los centros de cuarentena desató una segunda ola del nuevo coronavirus en el país.