Cabalgando sobre la impopularidad del Gobierno de socialdemócratas, ecologistas y liberales del canciller Olaf Scholz, la ultraderecha avanza en Alemania. Un sondeo otorga al partido Alternativa para Alemania (AfD) el 19% de respaldo, el mismo porcentaje que recibe el socialdemócrata SPD, superados ambos por el bloque conservador CDU-CSU en cabeza con el 27%.

La encuesta del instituto demoscópico INSA para el diario Bild, que sitúa a Los Verdes en el 13%, ha caído como una tromba sobre la clase política alemana, que esta semana se había confrontado ya con el sondeo mensual de la televisión pública ARD que, aunque con cifras algo menores, apunta en la misma dirección. El liberal FDP también pierde fuelle, con el 9%.

Si se compara este sondeo con los resultados de las elecciones de septiembre del 2021, el avance de la ultraderecha resulta espectacular. La AfD tuvo entonces el 10,3% de los votos y quedó así en quinto lugar, mientras que el SPD fue la fuerza más votada con el 25,7%; el bloque conservador quedó segundo con el 24,1%; y Los Verdes (14,8%) y el liberal FDP (11,5%), fueron tercero y cuarto, respectivamente.

Un año y ocho meses después, los tres partidos en el Gobierno de coalición sufren un gran deterioro, y la ultraderecha se beneficia. En los länder la antigua RDA comunista supera incluso el 20% . “Es un desastre y debe entenderse como una señal de alarma para todos los partidos del centro”, dijo el diputado democristiano Norbert Röttgen.

La AfD, fundada hace diez años, sólo había alcanzado porcentajes similares de éxito en algún momento del verano del 2018, al calor del crudo enfrentamiento por la cuestión migratoria en el seno del bloque conservador durante el Gobierno de coalición de conservadores y socialdemócratas de la canciller Angela Merkel. En aquella época, refugiados e islam eran su baza para el ataque, como en el 2022 lo fue la vacunación contra el coronavirus.

Ahora, la actual presidencia bicéfala del partido, formada por Tino Chrupalla y Alice Weidel, con Alexander Gauland como presidente honorario, ha encontrado un filón en las medidas de protección del clima que preconiza el ministro de Economía, el ecologista Robert Habeck.

Aunque Los Verdes han tenido que diluir muchos de sus planes climáticos ante el nuevo marco energético derivado del fin del gas ruso por la invasión rusa de Ucrania, las medidas que defienden irritan a los ultraderechistas. “Los ciudadanos pueden ver hacia dónde se dirige la política de los verdes, a la guerra económica, la inflación y la desindustrialización”, atacó Chrupalla en declaraciones al grupo de medios Funke.

El asunto concreto con que la ultraderecha fustiga estos días es el intento de los ecologistas de no autorizar la instalación de nuevas calderas de gas a partir del año que viene, con el requisito de que los sistemas de calefacción utilicen al menos un 65% de energías renovables. Aunque la medida no afectaría a las calderas de gas ya existentes, y además los socios liberales se oponen, con lo que no está claro que llegue a aprobarse, a la AfD le funciona muy bien explotar el descontento por este tema.

De hecho, según la televisión ARD, casi dos tercios de quienes respaldaron al partido ultra en el sondeo dijeron que lo hacen en protesta por otros partidos, no por estar convencidos de las políticas que promete.

Fuente: La Vanguardia.